Un nuevo sismo de magnitud 5,3 sacudió este sábado la prefectura de Ishikawa, en Japón. Al tiempo, que continúan las labores de rescate en la misma zona luego del terremoto registrado el pasado lunes, que hasta el momento deja unos 200 desaparecidos y 126 muertos.
De acuerdo a datos de la Agencia Meteorológica de Japón (JMA), el sismo se registró a las 5:26 a. m., hora local, con epicentro a unos 10 kilómetros de profundidad en la península de Noto, en el centro de Japón.
Asimismo, el organismo ha advertido sobre el riesgo de que se produzcan réplicas de igual o mayor intensidad que el devastador terremoto.
Como consecuencia del último temblor, una avalancha de barro arrasó docenas de casas en la localidad de Anamizu, dejando al menos tres fallecidos y a otra decena de personas atrapadas, según las autoridades locales.
Sin embargo, se desconocen nuevos daños o interrupciones adicionales en las redes de transporte ferroviario o por carretera.
En especial, luego que por el terremoto del lunes pasado múltiples infraestructuras viales continúan dañadas, lo que dificulta las tareas de búsqueda y rescate de desaparecidos. Además, de la reparación de las vías y edificios dañados o de transporte de suministros para las personas afectadas por el desastre.
Este sábado, la cifra de fallecidos por el terremoto de magnitud 7,6 ascendió a 126, mientras que continúan en la búsqueda de 210 personas desaparecidas.
A ellos se suman otras 516 personas heridas de diversa consideración a causa del terremoto.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, instó a todos los ministerios, organismos y autoridades locales a “hacer todos los esfuerzos para tratar de salvar tantas vidas como sea posible”.
Aunque prevén, que las tareas de búsqueda y rescate se vean dificultadas por las fuertes lluvias previstas en la prefectura de Ishikawa entre la jornada del sábado y la del domingo, de hasta 30 milímetros.
El sismo del pasado lunes se convirtió en el más mortífero en Japón desde el de 2011, cuando un temblor de 9 grados provocó un tsunami que dejó más de 20 mil muertos y provocó el desastre nuclear de Fukushima, el peor desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986.