El senador de Australia, Jordon Steele-John criticó el acuerdo gubernamental sobre submarinos nucleares, durante un discurso reciente ante el Parlamento. Tildó el convenio como «una de las decisiones de política exterior más catastróficas» y agregó que socava la capacidad de Canberra de ser un «actor independiente».
Cabe destacar que, a principios de mes, bajo la llamada asociación de seguridad trilateral AUKUS, el primer ministro australiano Anthony Albanese, el presidente estadounidense Joe Biden y el primer ministro británico, Rishi Sunak anunciaron de forma conjunta, la adquisición de submarinos nucleares por parte de Australia.
La semana pasada Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de EE.UU., anunció que «en el transcurso de la década de 2030«, Canberra adquirirá 3 naves de clase Virginia de propulsión nuclear y armados de manera convencional. Esto con la «posibilidad de subir hasta 5 si es necesario».
«368 mil millones de dólares para comprar 8 submarinos de propulsión nuclear que no serán suministrados hasta que yo cumpla 60 años. Y por esto, el pueblo australiano obtendrá el privilegio de convertirse en un vertedero de desechos nucleares»; afirmó el legislador.
Dijo que por los 368 mil millones, en la compra de los batiscafos, los australianos «tendrán el privilegio de convertirse en un vertedero de desechos nucleares» y verán su dinero público subsidiar a los fabricantes de defensa británicos y estadounidenses, y agregó que este acuerdo «nos encadena para siempre a los Estados Unidos de América».
America is a bad house guest. AUKUS invites them to live with us for the next 30 years? pic.twitter.com/DNnq7yxYVk
— Senator Jordon Steele-John (@SenatorJordon) March 22, 2023
En este contexto, el convenio está valorado entre 268.368 y 178.245 millones de dólares australianos. Por lo que, 8 submarinos de la clase AUKUS se construirán en Adelaida, la capital de Australia del Sur.
Los comentarios de Steele-John fueron respaldados por el ex primer ministro australiano Paul Keating; quien reprochó el pacto AUKUS un día después de que se anunciara. Lo tachó como «la peor decisión internacional de un gobierno laborista australiano desde que el exlíder laborista, Billy Hughes, buscó introducir el servicio militar obligatorio para aumentar las fuerzas australianas en la Primera Guerra Mundial».