Revetir la lógica de la coyuntura | Por: Carolys Pérez

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Flora Tristán escribió en Peregrinaciones de una Paria:

“Cuando la totalidad de los individuos sepan leer y escribir, cuando los periódicos penetren hasta la choza del indio, entonces encontrando en el pueblo jueces cuya censura habréis de temer y cuyos sufragios debéis buscar adquiriréis las virtudes que os faltan”.

Esta advertencia del siglo XIX conserva una vigencia inquietante. Tristán entendió que la democratización del conocimiento no solo era una cuestión de justicia, sino un requisito para transformar la política misma. Un pueblo que accede a la palabra escrita y al debate público deja de ser objeto pasivo para convertirse en juez y actor. La educación y la circulación de ideas no garantizan automáticamente una sociedad justa, pero sí construyen las condiciones para que las élites políticas se vean obligadas a responder frente a un pueblo crítico.

Hoy vivimos una paradoja: nunca antes la información circuló con tanta velocidad y alcance, pero pocas veces el debate político ha sido tan superficial. La agenda noticiosa —urgente, fragmentaria, saturada de escándalos y titulares— sustituye a la reflexión ideológica. El resultado es una ciudadanía informada del hecho inmediato, pero cada vez menos formada para comprender las estructuras de fondo que producen esos hechos.

Repolitizar el país implica revertir esta lógica. No basta con reaccionar a la coyuntura: se trata de formar, de generar pensamiento crítico, de articular pedagogías populares que devuelvan densidad al debate. En un mundo dominado por el impacto efímero de las redes sociales, necesitamos rescatar espacios donde se estudien los procesos históricos, los modelos económicos, las disputas culturales. Solo así la política recupera sentido como proyecto colectivo y no como espectáculo de consumo rápido.

Desde esta perspectiva, la prensa y los medios alternativos tienen un papel crucial. No solo deben informar, sino también formar: traducir debates complejos, problematizar la realidad, abrir preguntas que incomoden. La izquierda en particular está obligada a ir más allá de la consigna, porque su fortaleza no radica únicamente en movilizar emociones, sino en sostenerlas con una visión ideológica que dé dirección y horizonte.

La advertencia de Flora Tristán resuena: cuando el pueblo accede a las herramientas para leer, pensar y juzgar, obliga a la política a elevarse. No se trata de tener más noticias, sino de tener más criterio. La verdadera repolitización pasa por devolverle al debate público la densidad que se ha ido perdiendo, y recordar que sin formación crítica, lo noticioso se convierte en ruido.

Hoy, más que nunca, necesitamos un pueblo lector, político analítico y protagonista. Solo así, como decía Tristán, quienes ejercen el poder se verán forzados a adquirir las virtudes que les faltan.

¿Estamos listas y listos para asumir el desafío? Yo sí, estoy segura que tú también ¡Venceremos, palabra de mujer! 

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