Identidad nacional
La manifestación perceptible de la identidad nacional, sienta sus bases en la posesión en común de un rico legado de recuerdos, que crea vínculos de solidaridad de forma consciente, o no, en respuesta al sentimiento que genera los sacrificios que se han hecho en la búsqueda permanente de un futuro mejor.
Ahora bien, para que exista la esencia nacional, la identidad nacional, debe producirse un hecho tangible: la voluntad general, el consentimiento, el deseo claramente expresado emocionalmente, de continuar la vida en común para construir el futuro deseado.
Un ejemplo simple de la esencia de la identidad nacional, se percibe cuando asistimos al estadio de futbol a ver un juego de nuestra selección Vinotinto y un jugador venezolano encaja un gol en portería contraria, en ese instante se produce una emoción colectiva que se manifiesta en una acción solidaria de celebración del triunfo, sin importar las diferencias ideológicas, políticas o religiosas. Es un triunfo de VENEZUELA TODA.
Otro ejemplo lo podemos tomar del beisbol. Las venezolanas y los venezolanos que observamos el robo del juego perfecto del lanzador grandes ligas venezolano Armando Galarraga, tuvimos un sentimiento de indignación colectiva ante una decisión incorrecta e injusta del umpire. Todavía, en la actualidad, al recordar este juego nos indignamos y lo expresamos emocionalmente con otros venezolanos al generarse un sentimiento de solidaridad ante la trampa, que consideramos no solo fue contra Galarraga, sino contra VENEZUELA TODA.
En el Laudo Arbitral de 1899, nos hicieron trampa, le hicieron trampa a VENEZUELA TODA, y lo peor del caso, es que pretenden seguir haciéndole trampa a VENEZUELA TODA; pero esta vez no se trata de un juego, sino del robo de una inmensa porción de territorio y sus extraordinarias riquezas naturales, que por derechos históricos le pertenecen a VENEZUELA TODA.
Por estas razones, El referéndum consultivo convoca a esa hermosa manifestación de identidad y unión nacional. La convocatoria a referéndum va mucho más allá del reclamo de nuestros derechos históricos sobre la Guayana Esequiba, la convocatoria es mucho más profunda. Se trata de defender el derecho a nuestra existencia como Nación, como Estado, a defender el legado histórico de nuestros ancestros, de nuestros libertadores, de defender las luchas heroicas de nuestro pueblo en pro de la justicia y la libertad. Se trata de la defensa de VENEZUELA TODA contra las ambiciones desmedidas de siempre, por parte de fuerzas imperialistas que pretenden esclavizarnos.
El engaño y el robo de la llamada Doctrina Monroe: la trampa a la nación venezolana materializada en el Laudo Arbitral de 1899
El Libertador Simón Bolívar en 1819 señalaba: “Nos han dominado más por el engaño que por la fuerza”. Diez años después, en 1829 nos advertía: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias, en nombre de la libertad». La visión estratégica de nuestro Padre Libertador, proyectaba hacia el futuro, el verdadero significado de la célebre frase pronunciada el 2 de diciembre de 1823 por el entonces presidente de Estados Unidos, James Monroe: “América para los americanos”. Esta frase concentra lo que hoy conocemos como Doctrina Monroe, la cual los hechos históricos nos llevan a traducirla como “América para los estadounidenses”.
En las últimas dos décadas del siglo XIX, Estados Unidos con su ambición hegemónica de dominar el mundo, envía un mensaje contundente a las potencias europeas y al mundo en general, demostrando que está dispuesta a seguir la conseja maquiavélica “el fin justifica los medios”, es decir, desprenderse de la ética y la moral, del derecho internacional, en su afán de controlar las riquezas de lo que considera su “patio trasero”: Centroamérica, Suramérica y el Caribe.
Iniciaremos esta historia con el acuerdo del Congreso de la República de Venezuela en sesión realizada el 12 de mayo de 1887, en la cual se debatió sobre la inaceptable infiltración de ciudadanos británicos en territorio venezolano. En esta sesión del Congreso se denunció la violación de la Doctrina Monroe “por una de las más poderosas naciones del antiguo mundo”.[1]
El gran historiador y escritor Enrique Bernardo Núñez, resalta que la Doctrina Monroe en efecto, es lo que realmente se discute en la etapa final que condujo al Laudo Arbitral de 1899. Hace énfasis en las siguientes palabras pronunciadas por el entonces presidente de Estados Unidos, Grover Cleveland, tiempo después de la decisión arbitral:
«Para nosotros no tenía mayor importancia el carácter del pueblo que reclamaba la región en disputa, si la comparamos con el de Gran Bretaña, ni tampoco el valor del territorio, ni cuál de los litigantes se hallaba con más derechos de poseerlo, ni si Inglaterra poseía o colonizaba más de lo que en justicia le pertenecía. Pero necesitábamos pruebas de los límites de esos derechos, con el objeto de determinar nuestro deber en la defensa de la Doctrina Monroe».[2]
Estas palabras dejan clara la posición de Estados Unidos. Luego que Simón Bolívar liderara la guerra de independencia suramericana y echara de este continente a las fuerzas militares del imperio español, Estados Unidos desarrolló un conjunto de acciones para dejar clara su determinación de empleo de la Doctrina Monroe, enviando el siguiente mensaje a Europa y al mundo: cualquier controversia limítrofe o de ejercicio de soberanía, sobre territorios del continente americano, tienen que negociarla con Estados Unidos, porque “América es para los estadounidenses”.
En nuestros días, no queda duda de lo que significa la Doctrina Monroe: política expansionista y de dominación de Estados Unidos sobre las naciones y sus recursos naturales en América; basta solo con reflexionar sobre las siguientes palabras pronunciadas por Laura J. Richardson” (comandante del Comando Sur de EE. UU.) en el Conversatorio “La Seguridad en las Américas”, organizado por el Atlantic Council, 19 de enero de 2023. Expresa Richardson, refiriéndose a Suramérica, lo siguiente:
“Esta región es muy rica en recursos, minerales raros, litio. El triángulo del litio está en esta región. Hay muchas cosas que esta región tiene para ofrecer. Pero ¿Por qué es importante esta región?, con todo sus ricos recursos y elementos de tierras raras, tienes el triángulo del litio que es necesario para la tecnología actual, el 60 % del litio del mundo está en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile. Tienes las reservas más grandes, crudo ligero descubierto en Guyana hace más de un año. Tienes los recursos de Venezuela también con petróleo, cobre, oro. Tenemos los pulmones del mundo, el Amazonas. También tenemos el 31 % del agua dulce del mundo en esta región, quiero decir, es fuera de lo común, tenemos mucho que hacer. Esta región importa, tiene mucho que ver con la seguridad nacional [la de Estados Unidos] y tenemos que intensificar nuestro juego [neocolonizador]”.[3]
La trampa del Laudo Arbitral de 1899
En febrero de 1897 Venezuela y Gran Bretaña firmaron el tratado de arbitraje y fueron designados cinco jueces: Russell y Collins, de Gran Bretaña; Fuller y Brewer, de Estados Unidos; y como presidente del tribunal Martens, de Rusia. La defensa de Venezuela estuvo representada por cuatro estadounidenses: Harrison, Traicy, James R. Sole y Mallet-Prevost.
El 3 de octubre de 1899, el tribunal dictó una brevísima decisión unánime, la sentencia carecía de motivación alguna y fue directo a establecer los límites. La sentencia provocó sorpresa en los conocedores del derecho internacional, deplorando la ausencia de toda clase de razonamiento y de argumentos históricos jurídicos.
Mallet-Prevost, estadounidense, del equipo jurídico que representó a Venezuela en el Laudo Arbitral de 1899, deja en su testamento un documento con la siguiente instrucción: “Memorándum dejado al juez Shoenrich, para no ser publicado sino a su juicio después de mi muerte”.[4]
El señor Mallet-Prevost murió en New York el 10 de diciembre de 1948, el memorándum dejado en su testamento fue leído tiempo después. En el escrito, Mallet narra cómo se fraguó el fraude, de la manera siguiente:
«Pasaron varios días durante los cuales esperábamos ansiosamente, cuando una tarde recibí un mensaje del magistrado Brewer en el cual me decía que él y el magistrado Fuller deseaban hablar conmigo y pedían que me les reuniese inmediatamente en su hotel.
Cuando entré al departamento donde me esperaban los dos árbitros americanos, el juez Brewer se levantó y dijo muy excitado: «Mallet-Prevost, es inútil continuar por más tiempo esta farsa pretendiendo que nosotros somos jueces y usted abogado. El magistrado Fuller y yo hemos decidido revelarle confidencialmente lo que acaba de pasar, Martens ha venido a vernos y nos informa que Russell y Collins están dispuestos a decidir … a favor de Gran Bretaña».[5]
En el memorándum Mallet-Prevost afirma que Martens había decidido apoyar la decisión de los árbitros de Gran Bretaña y que “estaba ansioso de una decisión unánime”. Mallet-Prevost agrega “por lo que acaba de expresar el magistrado Brewer y por el cambio que todos habíamos observado… me convencí entonces, y sigo creyendo, que durante la visita de Martens a Inglaterra había tenido lugar un arreglo”.[6]
Mallet-Prevost termina su memorándum con la siguiente afirmación sobre la decisión del Laudo Arbitral de París de 1899: “fue injusta para Venezuela y la despojó de un territorio muy extenso e importante, sobre el cual Gran Bretaña no tenía, en mi opinión, la menor sombra de derecho”.[7]
Esta confesión dejada por Mallet-Prevost fue muy importante para iniciar una investigación más profunda sobre el fraude. Es así como, luego de hacerse público el memorándum, se recaudaron una serie de evidencias que fueron presentadas formalmente en la ONU en 1962.
Luego de cuatro años, el 17 de febrero de 1966, se firma el Acuerdo de Ginebra, en el cual se reconocen las irregularidades cometidas en el Laudo Arbitral de 1899. En el Artículo 1 del Acuerdo se establece que las partes deben “buscar soluciones satisfactorias para el arreglo práctico de la controversia entre Venezuela y Reino Unido surgida como consecuencia de la contención venezolana referida a que el Laudo Arbitral de 1899 sobre la frontera entre Venezuela y Guayana Británica es nulo e írrito”
Transcurrido el tiempo, en el año 2015, se descubrieron grandes yacimientos de petróleo y gas en aguas no delimitadas que históricamente han pertenecido y pertenecen a Venezuela cerca de la desembocadura de nuestro majestuoso rio Orinoco en el atlántico. Este descubrimiento ha repotenciado la codicia desmedida del imperio estadounidense y sus intenciones permanente de robarse el petróleo que le pertenece a VENEZUELA TODA.
Para tal fin, la Exxon Mobil, ha comprado al gobierno de Guyana y paga altas sumas de dinero para que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) haga lo mismo que ocurrió en el Laudo Arbitral de 1899: dictar una sentencia que robe el petróleo y otras riquezas que le pertenecen irrevocablemente a VENEZUELA TODA.
Estas son razones más que suficientes para que todas las venezolanas y todos los venezolanos salgamos a votar 5 veces SÍ por el derecho a existir como Nación libre y soberana, por el derecho que tenemos a vivir en paz y avanzar juntos en la construcción permanente de un futuro mejor, para dejarlo como herencia de nuestras hijas y nuestros hijos.
Votar 5 veces sí
El primer SÍ, es para rechazar el robo, el fraude, la trampa cometida contra VENEZUELA TODA mediante el Laudo Arbitral de 1899; el segundo SÍ, es para expresar que no queremos guerra, que la controversia debe resolverse en paz respetando lo establecido en el Acuerdo de Ginebra de 1966; el tercer SÍ, es para rechazar que se repita la trampa, el robo, el fraude cometido en el Laudo Arbitral de 1899, a través de una sentencia de la Corte Internacional de Justicia CIJ; el cuarto SÍ, es para rechazar e impedir el robo del petróleo de la VENEZUELA TODA; Y el quinto SÍ, es para reafirmar el ejercicio pleno de nuestra soberanía sobre el territorio de la VENEZUELA TODA .
No queda duda entonces, que el referéndum consultivo que se realizará el 3 de diciembre 2023 va mucho más allá del reclamo de un territorio que por derechos históricos y jurídicos le pertenece a VENEZUELA TODA. Sus objetivos son mucho más profundo: fortalecer el alma de la Nación y dejar claro ante el mundo que VENEZUELA TODA, es y será para siempre irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, nuestro Padre Libertador.
FRANCISCO AMELIACH