Juan Guaidó, prófugo de la justicia venezolana, desató la indignación en las redes sociales al aparecer en el Arthur Ashe Stadium, en Nueva York, disfrutando del prestigioso torneo de tenis US Open. La imagen, ampliamente difundida, contrasta de manera flagrante con la situación de millones de venezolanos y puso en el ojo del huracán a quien se autoproclamó como “presidente interino”.
Las entradas para el US Open tienen un costo prohibitivo para el ciudadano común, con precios que superan los 200 dólares para los boletos más económicos, mientras que los tickets para la final pueden llegar a los 6.500 dólares. Incluso, un palco privado puede costar más de 100.000 dólares por partido. La presencia de Guaidó en un evento tan exclusivo, mientras enfrenta acusaciones de robar millones de dólares de los fondos del país y de malversar fondos de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), generó una oleada de críticas en las plataformas digitales.
Los usuarios de las redes sociales reaccionaron con furia, destacando la desfachatez de Guaidó. El internauta @CarlosZapata_VE, a través de la plataforma X, expresó un sentimiento compartido por muchos:
“El venezolano es tan noble que no lo recuerda y mucho menos al poco de plata ajena que se metió en el bolsillo junto a su esposa”. De hecho, el aluvión de comentarios negativos se centró en la aparente despreocupación de un individuo acusado de haber participado en el saqueo de más de 32 mil millones de dólares del país.
Guaidó, quien tras huir de Venezuela se estableció en Estados Unidos, ha mantenido una vida de privilegios. Muchos venezolanos ven esta situación como una burla, una demostración de cómo la élite de la oposición fascista utiliza su conexión con el aparato político exterior de EE.UU. para su beneficio personal. Su presencia en el US Open, un torneo conocido por su alto costo y su público de élite, simplemente echó más leña al fuego de la indignación pública.
En consecuencia, este episodio no solo revitaliza el debate sobre la corrupción dentro de la oposición venezolana, sino que también pone en evidencia la desconexión de ciertos líderes con la realidad del pueblo que supuestamente representan. El hecho de que Guaidó asista a un evento deportivo de tan alto nivel, a la vista de todos, mientras la justicia venezolana lo busca por graves delitos, ha fortalecido la percepción de que la impunidad acompaña sus acciones.
La fotografía de Guaidó en el estadio Arthur Ashe se ha convertido en un símbolo de la hipocresía política. Para muchos, demuestra que el objetivo principal de su autoproclamación nunca fue el bienestar del pueblo venezolano, sino el enriquecimiento personal y el acceso a una vida de lujos. Por lo tanto, el clamor en las redes sociales ha sido unánime: el repudio a la actitud de Juan Guaidó.
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