El mundo sobrepasó esta semana la fatídica cifra de 2 millones de muertos por la pandemia. El segundo millón fue el resultado de 3 meses y medio de una segunda y agresiva ola que se combinó con un exceso de confianza de que la vacuna lo terminaría todo.
Mientras tanto, para el primer millón transcurrieron 9 meses; un dato que aunque digan que los números son desalmadamente fríos, revelan una conclusión caliente: la enfermedad se apresuró casi 3 veces en el último trimestre.
Otra verdad que asombra, es que casi la mitad de las 2 millones de defunciones por el covid-19 están en América. Desde Canadá hasta la Argentina hay unos 950 mil fallecidos, más de 400 mil son de EE.UU. y el resto son la hazaña triste de una región, que lamentablemente con todos sus muertos juntos, es primero en una competencia indeseable.
La Organización Panamericana de la Salud también apunta que la zona concentra casi la mitad de los 94 millones de contagios confirmados hasta ahora; y que entre las 15 naciones más afectadas, 5 son países de América.
Con cepa propia
En la competencia natural de mutaciones del virus, también el continente tiene la suya propia. La más reciente la descubierta en Brasil, en la ciudad de Manaos.
Los científicos le han puesto de nombre P.1, pero si bien la nomenclatura es breve y no revela nada, los especialistas han determinado que al menos es una cepa más contagiosa.
En medio de esta raza mortal de la covid, empezó la vacunación. Pero las ansias de la cura no han estado exentas de errores por el apuro de que no se abulte más la cifra de 2 millones de víctimas.
En EE.UU. el presidente electo Joe Biden calificó que el proceso comenzado por Trump ha sido un fiasco, por lo que prometió que en sus primeros 100 días de gobierno aplicaría 100 millones de vacunas.
Campaña anti Sputnik V
En este proceso de desarrollo del antídoto, los medios de comunicación, los políticos occidentales y las compañías farmacéuticas se encargaron de alabar su propia efectividad y supremacía.
Celebraron la vacuna de Pfizer como la pionera impostora en una competencia en la que Rusia fue primero. A pesar de los casos de muertes repentina de varios casos una vez aplicada la fórmula, han sido despachados como las víctimas de un daño colateral insignificante.
Mientras tanto, la Sputnik V sigue su marcha sigilosa sin novedades, inmune de los prejuicios de la geopolítica y la intoxicación mediática, esa que prefiere una muerte accidental por efecto de sus dogmas que vivir para entender que se han equivocado.