Si una palabra pudiese definir al actual presidente de los Estados Unidos (EE.UU.) es la “polémica”, estrategia bien sabida y usada en la industria del entretenimiento en la que Donald Trump, amasó su fortuna y la que le permitió adquirir sus actuales habilidades de Showman.
Asiduo “abUSUARIO” de las redes sociales, Trump ha sabido mantener su nombre y movimientos en la cúspide de las tendencias y los principales titulares, dejando en evidencia desde el primer día, la campaña permanente en busca de su reelección. Por lo que no resulta sorprendente que, en vísperas de las elecciones presidenciales 2020, aparezcan nuevos escándalos que, cual éxito televisivo, catapultan la imagen del candidato republicano:
Capítulo I: El “impeachment”
Este procedimiento descrito en la Constitución, establece que “El presidente, el vicepresidente y todos los funcionarios civiles de los Estados Unidos pueden ser separados de sus puestos al ser acusados y declarados culpables de traición, cohecho u otros delitos y faltas graves”, el cual solo ha sido usado en 3 ocasiones y cuenta con un historial de 2 absoluciones y una renuncia. Escenario que redujo a cero, la posibilidad de destitución de Trump, por un hecho ya naturalizado en la administración de los gobiernos estadounidenses, como es el uso del poder del ejecutivo para obtener beneficio político en sus campañas.
Capitulo II: Unción del autoproclamado
Si a algo le teme un supremacista gringo, es al fantasma del “comunismo”, que vuelve a EE.UU. luego de la llegada a la cámara de representantes, de independiente y demócratas altamente contestatarios, situación que Trump ha tratado de mitigar atacando a Venezuela y vinculando a sus opositores con el chavismo.
Razón que podría justificar, que luego de un año de apoyo y financiamiento a distancia, Trump reciba al autoproclamado presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó en la Casa Blanca; usado esta vez para atacar al único candidato (si no le roban las elecciones nuevamente) al que realmente le teme: Berny Sander, al compararlo con Nicolás Maduro.
Las cámaras y las tendencia continúan apuntando a Trump, los primeros capítulos del Reality Show en el que se ha convertido la campaña electoral, siguen dando frutos al Partido Republicano y su candidato, mientras Juan Guaidó, funge como un actor de reparto, necesario por demás, pero que no tiene ni tendrá ningún rol decisivo en la historia.
