Rusia celebró este sábado los 76 años del Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria. La fecha marca la derrota definitiva del nazismo por parte de las tropas soviéticas, que salvaron al mundo del horror perpetrado por Adolfo Hitler.
La jornada fue como siempre una epopeya de orgullo, potencia y sincronía de un país con una historia tan gigante como todo su territorio.
Por la Plaza Roja desfilaron los viejos tanques T-34, esos que fueron la punta de lanza del ejército proletario que superó a la entonces potente maquinaria fascista.
La celebración es un despliegue excepcional de la voluntad rusa de poner la historia en su lugar: de que fue el país eslavo, antes la Unión Soviética, quienes salvaron al mundo de las ambiciones del nazismo.
Desfile para la disuación
Pero así como ponen orden en el pasado acomodado arbitrariamente por occidente, en este Día de la Victoria Rusia plantea un mensaje ordenado, simple y muy potente de su determinación a defenderse de las agresiones extranjeras.
Por el pavimento de la histórica plaza moscovita pasearon las armas modernas de las que dispone Rusia. Fue un catálogo de elegante disuasión con una panoplia de armas que generan una rara fascinación, a pesar de estar diseñadas para provocar una destrucción más efectiva y letal.
Con ese sentido por los detalles simbólicos, los rusos desplegaron 76 aviones en sobrevuelo por la capital; pero el número no es un capricho arbitrario sino el homenaje a los 76 años de la victoria que marcó el futuro de la humanidad.
El estreno de un invitado
Por primera vez sobrevoló en un desfile de La Victoria el helicóptero de transporte pesado Mi-26, acompañado de los Mi-8 y Mi-35.
También los asistentes pudieron contemplar en el aire la corpulencia del avión cisterna Il-78 abasteciendo de combustible al bombardero supersónico Tu-160.
A diferencia del año pasado, esta vez el desfile se hizo el día que marca la historia. La jornada estuvo signada por la disciplina, el patriotismo y la bioseguridad que se requiere en estos tiempos de pandemia.
El sacrificio de Rusia durante la guerra fue de 27 millones de personas, lo que revela el tamaño del heroísmo del pueblo soviético, que fue el país que puso más víctimas, pero también el factor decisivo para la victoria sobre el nazismo.
Palabra de Putin
El presidente Vladimir Putin reivindicó la fecha como una fiesta sagrada, un evento que rescató del desuso de la transición rusa del comunismo al capitalismo. En 2008 se retomó el desfile histórico, ya que «Esta victoria tuvo una gran importancia histórica para los destinos de todo el mundo».
Putin remarcó que «Siempre recordaremos que esta gran hazaña fue cometida por el pueblo ruso en el tiempo más complicada de la guerra».
Si bien el triunfo sobre el nazismo es la epopeya de un país que ya no existe: La Unión Soviética, reivindicó que esta «Es una fiesta sagrada que es nuestra por derecho de parentesco con aquellos que doblegaron al nazismo; es nuestras por ser herederos de la generación de vencedores, una generación que veneramos y de la que estamos orgullosos».