Recientemente la confesión de un niño estadounidense que sueña con «ser un asesino cuando sea grande», se sumó a los elementos que dejan en evidencia el grado de descomposición social en el país norteamericano y la obsesión por promover la cultura de las armas.
En la expresión que recogió una maestra de primaria mediante un video, uno de sus alumnos describe, incluso con emoción e ilusión, la admiración que tiene por los homicidas y porque se visualiza como uno de ellos.
«Cuando sea grande quiero ser un asesino, porque me gusta matar«, fueron palabras del jovencito que a lo sumo alcanzaría los 7 años de edad. Esto, a juzgar por las características que se aprecian en el video que se hizo viral días atrás en redes sociales.
Acerca de este tema, el Fiscal General de la República, Tarek William Saab, citó las declaraciones del niño y lamentó que el sistema norteamericano alimente ese tipo de conductas; y la consecuente deformación psicosocial de los ciudadanos y ciudadanas, al enaltecer históricamente la violencia.
UN NIÑO EN EEUU HACE APOLOGÍA A LOS #ASESINOS: Estas son las graves consecuencias a la niñez y a la juventud cuando un sistema privilegia la #violencia, el crimen, el uso indiscriminado de las armas, la guerra: POR ENCIMA DEL ARTE LA CULTURA LA EDUCACIÓN EL HUMANISMO… pic.twitter.com/6YnfhgUobi
— Tarek William Saab (@TarekWiliamSaab) June 3, 2022
Problema de raíz
El negocio de las armas en Estados Unidos ha convertido la violencia en un modo de vida o en una tradición. E incluso en un compromiso familiar que se traduce en «paseos y obsequios» para los más pequeños de la casa, a quienes ponen hasta rifles de asalto en las manos como premio y diversión.
Sin embargo, mientras crece la crítica desde distintos lugares del mundo, la sociedad estadounidense parece estar a merced de una clase política sin ningún interés en frenar las masacres en colegios, supermercados y otros centros de encuentro público.
Pero tampoco hay voluntad política para resolver el asunto, al punto que hasta el presidente Joe Biden pone en duda la capacidad de la Casa Blanca para controlar; suspender, prohibir o eliminar de forma radical la venta indiscriminada de armas en el país.
«Si no podemos prohibirlas, entonces debemos elevar la edad para comprarlas de 18 a 21 años«. Así lo expresó el mandatario en declaraciones con las cuales tímidamente propuso limitar la presencia de armas largas de alto calibre o cargadores de gran capacidad.
Pareciera parte de la idiosincrasia estadounidense 😳 desde niño ya saben manipular sorprendemente un arma, y de paso reciben felicitaciones por ello 🙈 pic.twitter.com/IPkvYYSUu7
— Iliana💫 (@Ilianatsm) May 26, 2022
¿Hay solución?
El supuesto Control de armas del que tanto se habla en referencia a la violencia desatada en Estados Unidos por el uso desproporcionado e irracional de armamento entre civiles; al parecer no aporta una solución al problema, debido a que muchos integrantes del Congreso se niegan combatir los vicios que convierten en meta personal la de ser un asesino.
Es por ello que en los últimos tiempos sólo han sido posible medidas parciales que rayan en lo absurdo; como el cambio de edad de los 18 años a los 21 años para que cualquier habitante de la nación pueda ir a una tienda y comprar cualquier arma que desee.
Niña de 10 años llora de alegría al recibir un arma letal como regalo. https://t.co/NyZBaD8Cjy pic.twitter.com/95Rwok3ZTt
— MVS Noticias (@MVSNoticias) February 2, 2017
Por otra parte, incluso la Constitución de Estados Unidos contempla el derecho a portar armamento en la sociedad civil; lo que prácticamente blinda a la industria armamentista y el negocio de los fabricantes, así como los intereses comerciales en ese sentido.
Además, el panorama se torna aún más sombrío al considerar la grave crisis que mantiene la sociedad estadounidense; en torno a los altísimos niveles de consumo de drogas. Esto abona el camino para una peligrosa mezcla que apunta hacia episodios cada vez más violentos; y en medio de total impunidad o desinterés por parte de sus gobernantes por evitarlos.