En España se ha comprobado que las palabras son balas. Durante esta semana varios políticos de la izquierda recibieron misivas acompañadas con munición de fusil.
El expresidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero y el candidato de Unidas Podemos al gobierno de Madrid, Pablo Iglesias, están entre los dirigentes amenazados de muertes en estos explícitos mensajes.
También el Ministro de Interior del gobierno de Pedro Sánchez recibió estas cartas, al igual que el jefe de la Guardia Civil.
El presidente condenó estos mensajes por ir en contra de “la convivencia y la democracia”. Adicionalmente hizo un llamado a detener esta espiral de odio y dijo: “No permitamos que la rabia se instale en la sociedad”.
Este episodio de odio serial que llega a los buzones de los políticos sucede una semana antes de los comicios en la comunidad de Madrid, en donde la extrema derecha se está empeñando a fondo para seguir escalando en su carrera hacia el poder nacional.
Todos sospechan de Vox y sus simpatizantes, pero el partido se niega a dar veracidad a las cartas con balas y por ende no condena esta señal explícita de odio.
Escala de odio
Además de lo que dicen las cartas, no todos reciben el mismo número de balas. Pablo Iglesias recibió 4, mientras que el jefe de la Guardia Civil apenas 1, una señal que sugiere una especie de escala de odio en la que parece que unos merecen más disparos que otros.
Iglesias recibió el mensaje el viernes pasado y este episodio generó que la mayoría de los candidatos al gobierno de Madrid abandonaran la emisión de un debate en televisión en rechazo a la negativa de la abanderada de Vox en condenar las amenazas.
Las cartas con balas abonan la tensión de una campaña de tensiones en donde la extrema derecha quiere plantear la decisión como una disyuntiva de vida o muerte entre “el comunismo o la libertad”.