Primarias: ¿Quién paga la cuenta? | Por: Alfredo Carquez Saavedra

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Hasta la fecha en que se escriben estas líneas se mantiene la promesa de ir a una votación primaria por parte de uno de los segmentos en los que se divide la oposición venezolana. Y aunque se sabe el cuándo (22 de octubre, según la instancia organizadora) no se tiene certeza del cómo ni del dónde y ni mucho menos del con cuáles fondos se pagarán las facturas. El desastre logístico es una verdadera amenaza para quien planifique una batalla, pues el desorden siempre termina en desbandada y esta en derrota.

Y si bien de esto último ya se tiene bastante experiencia en las heterogéneas filas de los múltiples micropartidos de la derecha criolla, no se entiende entonces muy bien cuál sería la verdadera razón para no aprender de los errores.

En la humilde opinión de quien firma al final de esta columna, la repetitiva conducta señalada podría definirse como un curioso síndrome que tiene como más llamativo síntoma la insaciable sed de financiamiento externo por parte de la élite política opositora que ha convertido su militancia (antinacional) en un pingüe negocio del que nadie rinde cuentas pero en el que muchos hacen alardes como el de manifestar la intención de invitar (¿como veedores?) 40 personalidades provenientes de Alemania, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, España, México, Paraguay, Perú, Reino Unido, República Dominicana y Uruguay. ¿Pasaje gratis? ¿Dormirán en unas plazas? ¿Son ayunadores extremos de oficio?

De este modus vivendi hay claros ejemplos fuera de nuestras fronteras. Uno históricamente trágico lo vemos en Haití, nación azotada por las intervenciones directas y armadas de Estados Unidos y los desastres naturales, a la que en los últimos 10 años se calcula se han destinado cerca de 10 mil millones de dólares en “ayudas humanitarias”, fondos de los que medran la oligarquía local, las bandas criminales y ONG de todo tipo y origen, sin que haya mejora visible en el resto de la población.

Y otro caso es el del comediante presidente ucraniano, Volódimir Zelensky, quien ha pasado raqueta por Estados Unidos (incluyendo el Fondo Monetario Internacional), la Unión Europea en conjunto y algunos de sus miembros de manera individual. Solamente entre enero de 2022 y febrero pasado, Ucrania recibió más 140 mil millones de dólares para financiar una guerra en la que sus compatriotas enviados al frente como carne de cañón, mientras él, aunque convertido en un tonto útil de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, se queda seguro en casa con el bolsillo lleno.

 

Alfredo Carquez Saavedra

[email protected]


 

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