“Sangre en sangres dispersa, almagre oscuro y fuerte Estirpe Jirajara. Cacique Totonó, -baile de piaches, rezo de quenas- Soy un indio Tocuyo Yo.”
Homenaje y Demanda del Indio. José Pio Tamayo.
Este año 2025 arrancó con grandes logros y el 2024 finalizó de manera extraordinaria, trabajando, entre otras cosas, en mi primera escultura de un formato considerablemente complejo y tratando un tema que es apasionante: nuestra Guayana Esequiba. Pero esto lo trataré en otro escrito. Lo cierto es que últimamente me he estado llenando de trabajo y a veces es difícil dedicar algo de tiempo a los hechos que nos precedieron y a quienes, a través de su lucha y pensamiento, nos trajeron con la moral en alto hasta este punto de la historia.
Estas líneas las escribo desde la ciudad de Luxor, Egipto, reflexionando sobre la monumental historia que tengo a mi alrededor y sobre el quehacer como muralista y el compromiso con mi historia como venezolano, en un mundo en el que las hegemonías en tensión causan daños irremediables a los pueblos. Por Ejemplo, a unos cuantos kilómetros Gaza y el asedio israelí que no termina.
Justo unos días antes de viajar hasta acá, logramos hacer la única escultura sobre el joven intelectual venezolano, José Pio Tamayo (1898-1935). Poeta, político y precursor de las ideas del socialismo en Venezuela. Nacido en la ciudad de El Tocuyo un 4 de Abril del año 1898. Se le conoce por sus discursos enérgicos, sus poemas y su compromiso social. Fundador del Partido Comunista Cubano y precursor de las ideas marxistas en nuestro país. Asociado con la generación del 28, por enfrentar la tirania de Juan Vicente Gómez.
Les cuento cómo fue esta experiencia. A inicios de Marzo la compañera y amiga Francarlis Riera y mi buen amigo Pastor Rodríguez se propusieron junto con otros compañeros y compañeras saldar una deuda Histórica: hacerle a Pio Tamayo una escultura para conmemorar simbólicamente su legado, ya que la única plaza que existe del precursor del socialismo en Venezuela, está ubicada en el Tocuyo, en el sector “El Calvario”, Edo. Lara. Desde su construcción, hace 30 años, nunca se le colocó en su pedestal la obra escultórica correspondiente y así permaneció hasta hace poco que logramos una sentida y eficaz proeza comunitaria.
De la conversación con Francarlis y Pastor, me propuse la realización de un busto de José Pio Tamayo. Emocionado por la idea y entendiendo el honor que representa ser quien realice esta obra, dejé a un lado varios compromisos y me fui dos días a mi querido pueblo El Tocuyo. La escultura se realizó en dos días, con horarios extendidos de trabajo, y a pesar del cansancio y las condiciones, la alegría era palpable entre los que allí estábamos. Ahora Pio Tamayo tiene una obra escultórica que dignifica su legado y enaltece el lugar que fue construido para honrar su memoria y conmemorar su vida de lucha.
La obra fue realizada sin fines de lucro, el poder popular organizado, cada quien aportando lo que desde sus posibilidades podía ofrecer para lograr el objetivo. Los vecinos alrededor de la plaza Pio Tamayo colaboraron. Así, los artesanos y luchadores sociales de El Tocuyo se dieron cita el pasado viernes 14 y sábado 15 de marzo de este año 2025 y me acompañaron para cumplir esa tarea Histórica.
La escultura fue hecha en piedra. Piedra de las montañas de mi querido pueblo de El Tocuyo. Con el sol de este verano arreciando y una camioneta Wagoneer del año 86 que ya está al final de su vida útil, nos fuimos a buscar 4 piedras de un formato considerable y que por naturaleza ya encajarán lo máximo posible una con otra. Después de una dedicada búsqueda no estuvo nada fácil montar las piedras en la camioneta que cada vez era un poco más difícil encenderla. Nelson Pérez, Carlos Vergara, el pana Anthony Herrera y yo, tratando de no terminar en el hospital con una mano o un pie partido intentando, entre los cuatro, montar las piedras y luego bajarlas en la plaza Pio Tamayo. Allí se sumó el amigo Marco Matheus y otros compañeros músicos, artesanos y también el Cronista de la ciudad de El Tocuyo, Rolando Graterol.
La comunidad intrigada al ver las piedras en medio de la plaza se acercaron y se fueron integrando al trabajo llevando agua fría para refrescar y café. En compañía de la comunidad, el señor César Lugo, María Aguilar de Lugo, Mirla Lugo, Karina Silva entre otras personas, que son parte de la comuna Rolando Lugo, comenzamos el trabajo de esculpir las piedras, cuadrar las formas correctas para que una piedra encajara con la otra de la mejor manera y aprovechando las formas previamente moldeadas por la naturaleza. Y también para aprovechae sus texturas propias.
En algunas ocasiones, mientras estábamos trabajando, se iba la energía eléctrica y comenzábamos la “procesión” de las piedras trasladándolas desde la plaza Pio Tamayo a El Calvario, otro caserío cercano donde si había electricidad porque está cerca del cuartel Cruz Carrillo. Una cuadra aproximadamente rodando las piedras entre todos para aprovechar el tiempo limitado que tenía para hacer la escultura. Al volver la electricidad a la plaza, volvíamos a mover las piedras. De esa manera lo hicimos un par de veces hasta que el compañero Leonel Escalona, quién acababa de llegar y al ver la necesidad, dispuso de una carretilla de dos ruedas para mover más cómodamente las piedras y junto con ellas el traslado del cableado de los esmeriles y las demás herramientas.
Al segundo día, gracias a la carretilla prestada, se pudo trabajar un poco mejor adaptándonos a los cortes de electricidad. El sábado, a eso de las 4:00pm, ya la piedra iba revelando el rostro del joven de «idealidad avanzada», tras el trabajo de tallado que estuve realizando en el día. La compañera Mariela J Guedez Pérez, líder comunitaria, miró la escultura y exclamó: «¡ya ese es él!» refiriéndose a Pio Tamayo, ahí supe que ya estaba el retrato.
De por sí casi todo el trabajo realizado había sido difícil, desde la recolección a la talla de las piedras, aún no habíamos hecho lo más complicado: subir las piedras al pedestal. Se necesitaron 10 compañeros y una escalera prestada la cual uso de palanca para subir las piedras hasta el pedestal. Mientras 2 de nosotros encima del pedestal los otros montaban las piedras en la escalera para llevarlas arriba donde luego se apilarían para darle forma a la escultura.
A eso de las doce y media de la noche se culminó la escultura entre conversas y la contemplación del trabajo que se había realizado en conjunto. Nos acompañaron Mariela J Guedez Pérez, Naudy Leonardo Parra, Juan Javier Colmenares, Gloria Loyo de Arriaz, José Luis Vargas quienes forman parte del consejo comunal y aportaron desde sus posibilidades alguna ayuda para hacer realidad la obra.
Al finalizar el trabajo no solo estaba gente aledaña a la plaza Pio Tamayo, de todos los sectores de El Tocuyo hubo presencia, el escultor Ramón Escorche, así como el profesor José Lucena, Oswaldo Escalona, Robin Yépez y demás compañeros que ahora no recuerdo. Para la comunidad fue un sueño hecho realidad, así como para quienes vinieron de otros sectores de El Tocuyo a colaborar.
En definitiva, la realización de la escultura fue genuinamente una actividad comunitaria, colectiva y popular y para mí un trabajo gratificante por el cariño que le tengo a El Tocuyo y a su gente por haber compartido con ellosdesde hace años, pintando y conviviendo con los artesanos y luchadores sociales. Incluso, desde los inicios de la propuesta de llevar los restos de Pio Tamayo al Panteón Nacional. Desde ese entonces y hasta ahora siempre he estado involucrado con la gente de El Tocuyo y su historia. De esos encuentros y conversas surgió también la idea de hacer un mural en su homenaje en un gran muro de la Casa de Cultura, proyecto que sigue en pie y que mas temprano que tarde, haremos realidad.