El canciller venezolano Yván Gil denunció injerencias del Departamento de Estado de EE.UU. sobre Petrocaribe, a raíz de la reciente gira del secretario de Estado, Marco Rubio, por Jamaica, Guyana y Surinam.
Durante su intervención, Gil acusó a Washington de intentar imponer un modelo energético basado en «extorsión y sumisión», señalando que «mientras ellos saquean con sus petroleras y aplican sanciones, Venezuela ofrece energía soberana sin chantajes ni bases militares».
El ministro de Relaciones Exteriores subrayó el historial de intervenciones estadounidenses en América Latina, recordando que «resulta descarado que hablen de democracia cuando han financiado golpes de Estado en la región».
Esta crítica se enmarca en un contexto más amplio de desconfianza hacia las intenciones de EE.UU., que ha sido históricamente percibido como un actor que prioriza sus intereses geopolíticos sobre la soberanía de los países latinoamericanos.
Entretanto, Gil calificó las recientes críticas provenientes de Washington como un reflejo de frustración ante el fracaso de los intentos por desmantelar Petrocaribe, señalando que «no pudieron destruir Petrocaribe y ahora recurren a mentiras». Este comentario resalta la resistencia de Venezuela ante las presiones externas y su compromiso con la cooperación energética regional.
En relación a las proyecciones petroleras que favorecen a Guyana y Surinam, el canciller fue categórico al afirmar que «es un engaño para justificar el saqueo de ExxonMobil», lo que sugiere una crítica profunda hacia las operaciones de las empresas petroleras estadounidenses en la región.
Asimismo, Gil enfatizó que Petrocaribe garantiza suministros sin condiciones políticas, a diferencia de lo que denominó «la ayuda colonialista estadounidense», destacando así la importancia de la autonomía energética para los países caribeños.
«Petrocaribe significa soberanía energética hoy y mañana», afirmó con firmeza, subrayando el papel crucial que juega este programa en la estabilidad y desarrollo energético de la región. En este sentido, concluyó con un mensaje directo: «Nuestro modelo demuestra lo que el imperio nunca entenderá: la verdadera solidaridad entre pueblos».
Este enfrentamiento verbal se produce en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas en el Caribe, donde Venezuela ha estado trabajando activamente para fortalecer sus alianzas estratégicas a través de su programa energético. Analistas sugieren que la postura de Caracas busca contrarrestar la influencia estadounidense y reafirmar su rol como proveedor energético alternativo para naciones del Caribe, promoviendo un modelo basado en la cooperación y el respeto mutuo.
Por último, el canciller Gil no solo defiende la integridad de Petrocaribe, sino que también posiciona a Venezuela como un actor clave en la búsqueda de un futuro energético soberano y solidario en la región caribeña, desafiando las narrativas impuestas por potencias externas.
