En Colombia, la multitud de actos que llevan a los candidatos a amanecer en una punta del país y cerrar el día en la otra no parece de momento generar un impacto directo en los votantes. Gustavo Petro, el líder de la izquierda, se mantiene en cabeza con un apoyo que ronda el 40% de los votantes, el mismo desde hace semanas.
Entretanto, su rival directo, el candidato de la derecha Federico Fico Gutiérrez también permanece estancado en el entorno de 22% de los apoyos. Una foto fija que, de confirmarse en las urnas el domingo 29 de mayo; enviaría a los dos a la segunda vuelta y apuntala las opciones del primero sobre un segundo.
Fico, exalcalde de Medellín, era un desconocido para gran parte del país cuando lanzó su candidatura hace meses; por lo que siempre contó con un enorme margen de crecimiento que hasta ahora no se ha concretado. El apoyo del uribismo, de la mayoría empresarial del país y de las élites económicas no han logrado impulsar su candidatura por encima del 25% en los sondeos. Petro es todo lo contrario. Uno de los políticos más conocidos del país, amado y odiado por muchos, que parece tener a su nicho de votantes bien agarrado. Su campaña mantiene la idea de una posible victoria en primera vuelta; aunque necesitaría algo más de 10 puntos sobre la imagen actual que ofrecen las encuestas.
El tiempo de la larga campaña electoral colombiana se agota. A solo dos semanas de la primera vuelta de las presidenciales, la imagen que ofrecen las distintas encuestas es más o menos la misma desde hace más de un mes.
Los dos buscan ahora el voto más difícil, el de los indecisos, aquellos no han decidido su apoyo y quienes aún no saben si irán a votar. En este caladero el único que parece pescar algo de momento es el candidato más indefinible de la campaña. El exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández parece repuntar y alguna encuesta le ha dado hasta un 16% en intención de voto. Hernández es una incógnita, aunque se apoya en un fuerte discurso anticorrupción que gana adeptos en un país en el que el 80% considera que la corrupción es el mayor de sus problemas. A ese discurso también le apunta el candidato del centro, aunque con menos éxito que Hernández. Sergio Fajardo parece descabalgarse ya de la carrera presidencial al no lograr superar el 7% en intención de voto en los últimos sondeos.
Segunda vuelta
Los datos apuntan a que la campaña seguirá después del 29 de mayo camino a una segunda vuelta, que se celebrará el 19 de junio. Ahí el terreno electoral da un vuelco con lo que se puede considerar el antivoto. El apoyo de aquellos que no son partidarios de ninguno de los dos candidatos, pero su rechazo total a uno de ellos los lleva a votar por el otro.
Tanto Fico como Petro, claros ejemplos de un modelo polarizado que desde hace tiempo arrastra la política colombiana; son enormes palancas de este voto en contra. La incertidumbre que genera el líder de izquierdas, sobre todo en materia económica, moviliza a toda la derecha y el centro derecha alrededor de Fico. Mientras este, considerado por muchos como más de lo mismo después de dos décadas de hegemonía uribista; mueve a los desencantados y los deseosos de un cambio hacia la izquierda.
La duda es qué antivoto es mayor hoy. Hace cuatro años el antipetrismo superaba por mucho al antiuribismo. Colombia salía del segundo Gobierno de Juan Manuel Santos, que se había distanciado enormemente de Álvaro Uribe durante el proceso de paz con las FARC. Iván Duque, pupilo del poderoso expresidente y líder de Centro Democrático, concitó a su alrededor todas esas corrientes dispuestas a frenar la posible llegada al poder del primer presidente de izquierdas del país. Duque ganó las elecciones en 2018 con el 54% de los votos frente al 42% de Petro.
Estos cuatro años han cambiado el escenario. El Gobierno de Duque llega a su fin con una de las cotas de popularidad más bajas de la historia. La pandemia, unida a la falta de acción política que demostró el Ejecutivo, han impulsado el descontento social, han acrecentado la demanda de un cambio político en el país y han hundido al uribismo (caída no solo achacable al actual presidente, ya que que también contribuyó su mentor con su enredo en temas judiciales). “La estrategia de presentar un candidato con “pinta” de centro no ha funcionado porque la elección no está dominada por una lógica de derecha e izquierda, que antes favorecía a la centroderecha, sino de continuidad o cambio, que favorece a la izquierda”, dice el columnista Álvaro Forero este lunes en El Espectador.
La pregunta ahora es qué es mayor. El temor de algunos a ver a Petro en la Casa de Nariño o el miedo de otros a que no haya un cambio. Un sondeo publicado este lunes pregunta precisamente por eso, por quién no votaría. El 38% de los encuestados asegura que no lo haría por Fico, frente a un 26% que se niega a apoyar a Petro. Si no hay victoria “en primera”; como alienta estos días la campaña del Pacto Histórico de Petro, ese voto a la contra acabará definiendo la presidencia.