Por: Luis Miguel Rodríguez
1.El termómetro político me decía que “la gran operación victoria” marcaría una huella importante en la estabilización de las tensiones en el país, una vez más las pretensiones violentas de un sector de la oposición quedaron disminuidas en sus fracasos casi diarios, además, quedó claro que se cuenta con una juventud que está dispuesta a asumir con determinación las responsabilidades más altas de conducción política, económica, social y cultural, que no solamente les dé un rol en la historia, sino que la prepare para las nuevas batallas por venir, centradas fundamentalmente en la defensa de la democracia como sistema que sigue siendo garantía de paz para toda la sociedad.
En esta idea de pensar el país, como jóvenes, debemos asumir una nueva tarea política de conversar con la familia y los seres queridos sobre temas de importancia que a todos nos afectan independientemente de nuestra posición política.
En lo particular hice el ejercicio, comencé preguntando a mi mamá sobre un término debatido por grandes pensadores de la ciencia política, establecí una especie de diálogo que me hiciera comprender que estaba en juego en este año electoral, así que le escribí:
Mamá, ¿qué es la democracia? Ella desde su comprensión me contestó: la democracia es hacer lo que la mayoría decida se debe hacer – yo, seguí insistiendo – es decir, ¿la democracia es la voz de las mayorías? – a lo que ella contestó – sí, la democracia es el camino de la gente para resolver sus problemas. Por cierto, el CNE tiene nueva directiva, ellos deben cumplir un papel determinante en este conflicto democrático que existe en nuestro país.
Sin duda, este último mensaje me hizo pensar en la claridad de la gente, que aunque hemos sido golpeados con mucha dureza, entendemos cada decisión que en este momento se propone, así que le volví a interrogarla – Entonces ¿la democracia es conflicto? – y ella seguramente atareada por la dinámica cotidiana de la vida en Venezuela y sin posiblemente sin entender mi interpelación terminó el intercambio con un rotundo mensaje: Sí, siempre será un conflicto.
Evidentemente lo que debatimos parecía cargado de preguntas y respuestas muy obvias, pero creía importante que lo habláramos. La militancia debe estar en un indestructible relacionamiento sobre estos temas con la familia, amigos, compañeros de clases, de café, de conversas, de trabajo, sin ataques o pretender violentar el espacio de confort del otro se puede llegar a importantes conclusiones.
Como jóvenes interesados por el quehacer político necesitamos de una práctica más reflexiva, es ineludible ir con mucha claridad a las luchas en las que decidimos estar, pero sin nunca olvidarnos del lugar de donde venimos, de lo que somos, y de los sueños colectivos que están en la sonrisa de nuestro pueblo.
2.Cuando eres joven y estás pensando el país es difícil dejar de preguntarte cosas, la juventud actual se está desarrollando en un mundo que está exigiendo diversos cambios, y los cambios exigidos hacia los modelos políticos no escapan de esta realidad.
En Venezuela la historia de nuestra democracia es compleja pensarla sin el conflicto permanente, al final también somos una sociedad fragmentada donde existen intereses y particularidades diversas, y aunque nuestra juventud tiene conciencia de cómo en el proyecto bolivariano se han desplegado persistentemente esas diferencias, también hemos comprendido que para poder construir un camino para todos es fundamental reconocer al otro, pero es más significativo aún, no dañar al otro.
En esta idea está nuestro futuro en la cimentación de más democracia, nuestra venganza personal debe ser más democracia solidaria, participativa, reflexiva, capaz de hacer planteamiento avanzados a todos los venezolanos. ¿y cuál es la tarea aquí?, es básicamente invitar a los sectores democráticos de la oposición, y en particular a los jóvenes opositores o no politizados, a comenzar a reconocernos como actores emergentes de un país, con diferente visión del mundo, y a partir de aquí, asumir la responsabilidad como generación de desplegar nuestras capacidades, de elevarnos en la tarea de pensar juntos el país y así poder realizarnos como sociedad.
3.Se acercan unas elecciones determinantes para la patria, y ya hemos visto como se están tomando decisiones por parte de los diversos partidos, nuestra dirección política de la juventud está observando perfiles, recibiendo propuestas, evaluando rutas, mostrando la capacidad que hoy considero a perfeccionado, ahora bien, ¿dónde está lo fundamental?
Considero que está en dos elementos, el primero es pragmático: ganar, y el segundo está ubicado en el proyecto más que en la persona, necesitamos claridad en el rol que debe jugar la juventud en lo que será la nueva Asamblea Nacional Venezolana, hay leyes que deben acelerar los cambios democráticos en el país.
La juventud debe ser un voz coherente con las luchas de un pueblo que sigue resistiendo desde ambas posiciones políticas. Se deben exigir debates que incluso trasciendan lo político partidista, necesitamos modificar y construir leyes que estén adaptadas a nuestros tiempos y que sigan apostando a ser herramientas que abran puertas en la construcción de una Venezuela que coloca en el centro LA VIDA.