El presidente Maduro ha tomado la iniciativa de plantear una reforma constitucional que “democratice todo el Estado, que democratice toda la sociedad y que avance hacia un proceso de fortalecimiento, de una nueva forma de hacer la política, de una nueva democracia”.
Es decir, el Presidente plantea sin ambages profundizar la democracia y hacerla efectiva como democracia participativa y protagónica con los medios que la Constitución Bolivariana le otorga al pueblo (artículo 70) en ejercicio de su soberanía en lo político, en lo social y en lo económico, lo que significa hacer realidad el darle poder al pueblo en respuesta a una democracia totalmente agotada, llamada representativa, y ante una organización político-territorial del Estado cuya estructura y funcionamiento no responde a esos medios constitucionales del pueblo, ya sean las instancias de atención ciudadana, la autogestión, la cogestión, las cooperativas en todas sus formas incluyendo las de carácter financiero, o la empresa comunitaria y demás formas asociativas.
Tampoco se corresponde esa agotada democracia representativa con la elección directa de cargos, el referendo, la consulta popular, la revocatoria de mandato, la asamblea de ciudadanos, entre otros. Se trata de medios de participación establecidos en la Constitución que solo pueden darse en el Poder Popular cuyo modelo de organización idóneo es el Estado comunal.
Acuérdense cuando el presidente Chávez hizo referencia a la geometría del poder al darse cuenta de que el orden político del Estado en democracia representativa ya era obsoleto y constituía una estenosis para la manifestación directa del Poder Popular y habló, entonces, de darle poder al pueblo y dirigió la mirada hacia la comuna y a la necesidad de crear el Estado comunal. Esa fue la orientación que nos dejó con la máxima de “darle poder al pueblo”.
Pues bien, comencemos el debate ante esa interesante propuesta de Maduro. Se trata de transformar el Estado hacia un nuevo modelo político. No es cualquier cosa. Es buscar la fórmula de vivir y convivir en democracia directa. Por supuesto, esa iniciativa del Presidente precisa de la consulta al texto constitucional en cuanto a la reforma y Asamblea Nacional Constituyente. De la lectura e interpretación que realice la Sala Constitucional sabremos el camino correcto en la propuesta de profundizar la democracia participativa.
BELTRÁN HADDAD
ÚN.