OTAN: las ilusiones perdidas | Por: Juan Miguel Díaz Ferrer

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Desde el 9 al 11 de julio, tendrá lugar en Washington la Cumbre de la Otan, que se centrará en la ayuda de la alianza para Ucrania. Ante la exitosa ofensiva rusa en la zona de Járkov, Occidente entró en pánico. La alianza pretende ahora directamente coordinar y supervisar la ayuda militar, financiera y humanitaria a Kiev y aprobar un fondo anual de 40 mil millones de USD.

Hace apenas tres meses, las declaraciones de la Otan con relación a Ucrania eran muy triunfalistas. Se decía “que la alianza ayudará a Ucrania de modo que pueda ganar la guerra contra Rusia”. Ucrania presionaba a la Otan para que aprobara su adhesión a esa alianza y que “si eso no se lograba la Cumbre iba a ser un fracaso”.

El señor Stoltenberg, secretario general de la Otan, “experto” en malabares del lenguaje, decía que el proceso de entrada de Ucrania era “irreversible”. Sin embargo, en vísperas de la Cumbre todo ese triunfalismo parece haber desaparecido. La membresía de Ucrania en la Otan, incluso una invitación para unirse, ni siquiera está en la agenda. En la Cumbre de Vilnius del año pasado, los aliados cautelosamente subrayaron que “el futuro de Ucrania está en la Otan”, pero no dieron directrices. Fuentes de la Otan dicen que el borrador actual de declaración incluye una referencia al “puente de Ucrania hacia la Otan”, lo cual se considera una declaración aún más débil que la ofrecida en Vilnius.

El fondo de 40 mil millones de dólares anuales en asistencia sería solo suficiente para que Kiev mantenga la guerra, pero es claramente insuficiente para una defensa más robusta, y mucho menos para una ofensiva. ¿Por qué desapareció el triunfalismo? No hay dudas de que el descalabro de Biden en el debate presidencial y la perspectiva real de triunfo electoral de Trump, el resultado de las elecciones en Francia, la visita del mandatario húngaro Orban al presidente Putin, en ejercicio de la presidencia de la Unión Europea para un plan de paz en Ucrania, así como sus contundentes críticas a la Otan, dan cuenta de que la adorada rusofobia comienza a resquebrajarse en el mismísimo Occidente.

Como a Ucrania no le permiten negociar la paz, cuidado que al final, por culpa de la Otan, lo que obtenga no sea una negociación, sino una rendición incondicional.

JUAN MIGUEL DÍAZ FERRER

ÚN.


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