El ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Diosdado Cabello, denunció públicamente la «Operación Júpiter», un plan terrorista orquestado, según sus declaraciones, por la «vocera del fascismo», María Corina Machado, y respaldado por el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe. Esta revelación impactó directamente en el panorama político venezolano, levantando serias alertas sobre la estabilidad del país. El gobierno venezolano afirma que este complot busca desestabilizar la nación en un período electoral crucial, generando caos y confrontación.
Cabello advirtió sobre las intenciones malintencionadas de ambos dirigentes de la ultraderecha. De hecho, el ministro señaló que el plan consiste en el asalto a bases militares en Venezuela durante el mes de julio, buscando así promover un golpe de Estado. Esta estrategia, según la denuncia, pretende sumir al país en un conflicto armado y deslegitimar el proceso democrático. En consecuencia, el gobierno ha activado todos sus mecanismos de inteligencia y seguridad para prevenir cualquier acción violenta.
Puntos estratégicos
El ministro Cabello reveló que la «Operación Júpiter», liderada por Machado y Uribe, tiene como principales objetivos varios puntos estratégicos vitales para la seguridad nacional. Entre estos, destacó la Base Aérea Rafael Urdaneta en Maracaibo, una instalación clave para la defensa aérea del occidente del país. Asimismo, mencionó la Base Naval José Padilla y la Base Naval Agustín Armario, ambas fundamentales para el control marítimo y la protección de las costas venezolanas. Adicionalmente, Cabello nombró la Base Aérea Libertador y el Comando de Zona de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), lo que sugiere una intención de paralizar las capacidades operativas de las fuerzas armadas desde múltiples flancos.
El ministro Cabello detalló los métodos que los presuntos conspiradores intentarían emplear. Según él, «esta vez van a intentar meter los insumos (armamento) vía terrestre por Colombia, camuflados con cargamentos de alimentos y construcción». Esta estrategia busca burlar los controles fronterizos y dotar a grupos irregulares con el armamento necesario para ejecutar los asaltos planificados. Además, esta táctica de camuflaje demuestra un alto grado de premeditación y el uso de métodos engañosos para lograr sus objetivos desestabilizadores.
Por otra parte, Cabello alertó que Machado no solo intenta sabotear las próximas elecciones del 27 de julio, sino que también busca generar un ambiente de caos generalizado. Específicamente, el objetivo final es «vender un falso positivo de que el fin del régimen ha llegado», creando una narrativa distorsionada para justificar una intervención o un cambio de gobierno por la fuerza. Por consiguiente, el gobierno ha intensificado la vigilancia y la seguridad en todo el territorio nacional, garantizando la paz y la tranquilidad de los ciudadanos frente a estas amenazas. La Operación Júpiter representa, según el gobierno, una clara agresión a la soberanía y la democracia venezolana.