Este lunes y martes, el Comité de las Naciones Unidas contra las Desapariciones Forzadas evaluará a Colombia. El organismo cree que el vecino país ha hecho poco para resolver este problema, al menos desde 2016, cuando redactó un informe de recomendaciones al Estado en el que “sugirieron avanzar en las investigaciones para que no haya impunidad”.
De acuerdo a organizaciones activistas del país como el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, durante todo el conflicto interno se ha registrado una tasa de desapariciones forzadas de 80.582 personas.
Este drama es uno de los múltiples problemas que afectan a un país al que han querido acostumbrar a la rutina de la violencia.
Instituciones como el Centro Nacional de Memoria Histórica determina que al menos 9 millones de personas sobreviven entre los márgenes del conflicto, y que esto representa al menos el 18% de la población, la cual no conoce ni siente la presencia del Estado.
Estos problemas graves apenas copan el interés de la gran prensa local, esa que permanentemente suaviza estas hazañas penosas en las que tenazmente Colombia sigue destacando.
Por causa de sus autoridades, el vecino país es un territorio para la simulación criminal. A través del mecanismo de Falsos Positivos, el Estado avaló la ejecución de civiles inocentes presentados como bajas en combate contra la guerrilla.
La Jurisdicción Especial para La Paz determinó que al menos durante parte de la gestión de Álvaro Uribe Vélez, el gobierno mató a más 6.400 personas al margen del conflicto.
Esta cifra triplica a las que reconoce la Fiscalía del país, y en ambos casos existe la sospecha de que la estadística es apenas una fracción de una realidad más dramática que se añade al de las desapariciones.
Otros problemas muy colombianos
Al mismo tiempo Colombia es el primer país del mundo con la mayor tasa de población interna desplazada. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas este fenómeno afecta a casi 8 millones de personas.
Si este problema no fuera suficiente, el vecino país es por segundo año consecutivo el territorio más peligroso para los defensores de los DD.HH. Durante 2020, más de la mitad de todos los casos de activistas asesinados en el mundo se registraron en Colombia con 177 víctimas.
Adicionalmente el territorio neogranadino es tierra hostil para los líderes sociales de las comunidades pobres, y es el campo fértil para la ejecución de masacres que el presidente Iván Duque ha despachado como “homicidios colectivos”.
Y para que no quede por fuera otro ámbito cuestionable en el que Colombia es campeón: ellos son el país con la mayor extensión de cultivos ilícitos de coca; y el mayor productor y exportador de cocaína.