por: Laila Tajeldine
Un nuevo periodo de sesiones se inicia en la Organización de Naciones Unidas, en esta oportunidad el número 74 desde su creación en junio de 1945, sin embargo las deudas de la ONU con los pueblos siguen intactas. Guerras, conflictos sin resolver, falta de igualdad entre las naciones, carencia de seguridad internacional, así como el irrespeto a la soberanía, independencia, autodeterminación de los pueblos se encuentran a la orden del día en el ámbito internacional.
Desde el 24 al 30 de septiembre del presente año 2019 los Jefes de Estado y de Gobierno acudirán a la Sede de la Organización en Nueva York y debatirán en la Asamblea General sobre “Impulsar esfuerzos multilaterales para la erradicación de la pobreza, la calidad de educación, la acción contra el cambio climático y la inclusión“. Pero ¿realmente la ONU podría influir en estos temas tan álgidos para el mundo? Actualmente la mitad de la población mundial (3.800 millones de personas) vive en situación de pobreza, habiendo disminuido aún más sus ingresos, en el último año (2018) un 11%. Además, el 1% de la población mundial acapara el 82% de la riqueza planetaria y cada año esta elite aumenta su fortuna. De acuerdo a la Oxfam, en un serio estudio económico presentado en enero de 2019, se evidenció que existe una enorme brecha entre ricos y pobres, siendo responsable de ello las políticas gubernamentales de otorgar beneficios a entes privados a través de impulsos económicos y ventajas fiscales. Para la Oxfam dichas medidas perjudican las economías de los gobiernos y golpean a los pueblos generando pobreza y exclusión social.
En el mundo que vivimos los niveles de pobreza van en aumento, así como la falta de educación. Por lo tanto, cualquier medida que pretenda tener real incidencia en la erradicación de la pobreza deberá atacar el sistema económico imperante, es decir el capitalista. Ahora debemos preguntarnos ¿tiene las Naciones Unidas la fuerza e influencia suficiente para abordar la pobreza de manera coherente e influir en su erradicación?
Las Naciones Unidas recibió mandatos claros desde su creación, evitar del flagelo de la guerra a las generaciones futuras, cumplir y hacer cumplir los principios del Derecho Internacional de soberanía, independencia, autodeterminación, no injerencia en asuntos de otros Estados, igualdad, protección de los derechos económicos de las naciones, solución pacífica de conflictos, entre otros.
Ante el genocidio a palestinos, la destrucción del Estado libio, la inoculación del terrorismo en Siria, las medidas de coerción política y económica contra Venezuela, Cuba, Irán, Rusia y los chantajes económicos contra China, podríamos concluir que hasta los momentos la ONU ha fracasado. Este sistema intergubernamental mundial, más allá de las resoluciones sin efectos vinculantes, no ha sido capaz de imponer el cumplimiento del Derecho Internacional y los principios que deben privar en las relaciones de las Naciones.
Para muchos analistas el sistema de Naciones Unidas se encuentra al servicio de los más poderosos, de no ser así entonces ¿cómo explicar que desde la ONU se aplicó una zona de exclusión aérea en Libia sin pruebas concretas de ataques a la población civil y aún contra Israel no se ha aplicado alguna medida militar siendo publico y sistemático los ataques aéreos contra la población civil Palestina? ¿Cómo argumentar que Estados Unidos inicio una guerra contra Irak sobre la base de falsos pretextos y aun no se activa una acción colectiva frente a las perturbaciones a la paz y seguridad de la población iraquí? Además ¿cómo entender que luego que la ex Secretaria de Estado de EE.UU, Hillary Clinton, revelara que su país ayudó a la creación del grupo terrorista Daesh, para con ellos derrocar al Presidente Sirio Bashar Al Assad, no se activara ningún instrumento antiterrorista del Consejo de Seguridad para actuar al respecto? Así mismo nos preguntamos ¿Por qué la ONU no actúa frente a la evidente medida unilateral de EE.UU con efectos devastadores en la población venezolana que tienen como objetivo derrocar a su gobierno legítimamente constituido?
Las Naciones Unidas debe declararse en emergencia total y con ello debe activar un mecanismo de incesante lucha para que se respeten los principios y normas establecidos en la Carta de la ONU y las normas que regulan las relaciones entre los Estados. Preservar la igualdad, la independencia, el respeto a la soberanía y DDHH deben ser tarea primordial de la Organización, con ello se estaría saldando la promesa de la ONU a los pueblos de lograr la verdadera paz y seguridad internacional.
La autora es profesora de la Universidad Bolivariana de Venezuela.