Entre las oligarquías del continente, quizás sea la colombiana la más depravada. Décadas de una historia sangrienta atestiguan, hasta dónde son capaces de llegar estos grupos. Todo en aras de conservar sus privilegios económicos. Paramilitarismo, narcotráfico, falsos positivos, asesinatos selectivos, narcopolítica y masacres sociales, son sólo algunas de las cartas de presentación de esta gente.
Pero ahora, a propósito de las recientes elecciones presidenciales en el Ecuador, también dejan de manifiesto que su odio contra las capas populares, va más allá de sus fronteras. De otro modo, cómo entender la injerencia mostrada por el Fiscal general de Colombia, Francisco Barbosa, en estos comicios.
El alto funcionario neogranadino viajó el viernes pasado a Quito para entregar a su par ecuatoriano, una información. Se trató del supuesto «hallazgo» en computadores del abatido jefe guerrillero del Ejército de Liberación Nacional (ELN), alias Uriel. Según este «descubrimiento» se habría detectado que existió un presunto financiamiento irregular. Esto para impulsar al candidato ganador de la primera vuelta y firme aspirante a la presidencia ecuatoriana, Andrés Arauz.
Rechazo internacional
Esta actitud, a todas luces, injerencista en los asuntos internos de Ecuador fue inmediatamente repudiada por distintos líderes de la subregión.
Entre los primeros en pronunciarse, destacó el expresidente de Bolivia, Evo Morales: «Rechazamos la acción intervencionista e intimidatoria por parte del Fiscal General de Colombia en contra del candidato ganador de las elecciones de #Ecuador, @ecuarauz, que con falsas acusaciones de financiamiento ilícito intenta afectar su triunfo en segunda vuelta«.
También hizo lo propio expresidente colombiano, Ernesto Samper: