Una vez más, en época de elecciones, el odio y el fascismo salieron a relucir. En esta oportunidad disfrazados de publicaciones en redes sociales, tras el cobarde teclado que protege a las miserias que afloran cuando algo desafortunado le ocurre a cualquier miembro del chavismo. El odio no cambia de acera.
En una nueva entrega de almas pobres y tristes, llegaron una caterva de seres que celebraron la caída del árbol que lesionó al equipo que acompañaba a la vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez en una caravana que está atendiendo personalmente a las víctimas del desbordamiento del río Manzanares en el estado Sucre, luego del coletazo del huracán Beryl.
¿Nos extraña? No, lamentablemente, estas expresiones viscerales de odio ya las hemos visto en otros escenarios. El más destacado sucedió cuando al comandante Chávez, le diagnosticaron cáncer de colon y hubo quienes gritaron a viva voz «¡Qué viva el cáncer!», pero ni con eso pudieron doblegar la moral del pueblo que aún camina junto a su memoria con la dignidad que tanto lo caracterizó y quedará por siempre.
Ante esta nueva avalancha de odio, el mismo presidente Nicolás Maduro se pronunció al respecto y sentenció durante un contacto desde el puesto de atención por la situación en Sucre que “indigna el odio, indignan los comentarios que hacen los fascistas y las fascistas de la derecha, ya nosotros estamos atendiendo al pueblo necesitado y esta gente con esos comentarios no hacen nada, no están. Creen que el odio los va a llevar a algún lado”, dijo tras verificar varios comentarios emitidos por usuarios en redes sociales, lo cual calificó como crímenes de odio.
“¿Cómo será si llegan al poder?”, se preguntó el mandatario.
