La nueva Asamblea Nacional de Venezuela es un hecho inequívoco y Noruega lo sabe. La diplomacia del país escandinavo difundió esta posición en un comunicado en donde lo expresa claramente.
Adicionalmente Oslo menciona que si bien la inauguración del nuevo parlamento “es controvertida”, es así al menos “porque gran parte de la oposición en el país boicoteó las elecciones parlamentarias”.
De acuerdo al documento diplomático de Noruega, las razones de la oposición radical para no participar fue una presunta “falta de estándares democráticos”.
Mientras tanto el movimiento bolivariano considera que las razones del abstencionismo opositor radica en su vocación autoritaria.
Al margen de este proceso, el diputado Juan Guaidó, que se autoproclama al mismo tiempo presidente de un gobierno de transición y jefe del parlamento, decidió de manera inconstitucional la extensión de su mandato bajo la cuestionada doctrina de la “continuidad administrativa”.
En este mismo contexto, La Unión Europea sugiere con sutiles formalidades un distanciamiento de Guaidó, a quien ya no menciona como presidente encargado de Venezuela.
El máximo jefe de la diplomacia del bloque, Josep Borrell ha destacado que el reconocimiento de Guaidó como mandatario depende de los países que componen la eurozona y no del organismo comunitario.
Se acabó la novela
Asimismo, la UE «llama a las autoridades venezolanas y sus líderes a priorizar los intereses del pueblo venezolano; y unirse para empezar una transición liderada por venezolanos que pueda permitir una salida pacífica, inclusiva y sostenible a la crisis».
Ya hace unos días Borrell y los demás representantes de la UE habían adelantado que no van a reconocer el apoyo a Guaidó.
El bloque cuestionó las elecciones del 6D con argumentos tendenciosos porque incluso fueron invitados como acompañantes internacionales.
Sin embargo, la UE pretendió cambiar las condiciones y fecha de la elección parlamentaria, que contó con 16 auditorías y amplias garantías.
