por: Roberto Hernández Montoya
El Imperio. Está cayéndose a pedazos a toda velocidad en todas partes y en todas las áreas: económica, política, cultural y militar. Ante eso solo sabe patear la mesa sancionando el planeta y haciendo el ridículo al promover al primer plano a esperpentos como Trump y Guaidó, que son la manifestación de la decadencia más patética, en una desmesura a que solo un imperio en debacle terminal puede aspirar, desde Calígula hasta esta mañana.
Está inflando una burbuja financiera irresponsable y descocadamente, porque en cualquier momento cualquier pinchazo trivial puede generar una catástrofe global de consecuencias impredecibles en todos los órdenes y por todo el planeta.
Sus misiles se han vuelto tecnológicamente decrépitos. Un país débil como Yemen ha bombardeado refinerías sauditas y los petardos gringos no lo han impedido. Turquía ya no comprará esos silbadores fraudulentos.
La China le tomó la delantera no solo económica sino tecnológicamente, con el 5G, por ejemplo. Es patético el descalabro tecnológico de la otrora pujante Apple ante Huawei. Es apenas ahora cuando Apple improvisa un remedo de 5G para “algún momento” de 2020.
Hasta la joya de la corona, Hollywood, ha sido humillada por una película de Corea del Sur. Por primera vez el Oscar lo gana una película extranjera y para colmo de lengua no inglesa.
La derecha no solo no sabe perder sino tampoco ganar. Dos ejemplos: el descalabro de la Asamblea Nacional en Venezuela y el del PP en España durante la Era Rajoy. Perdieron porque ganaron. Con razón El Guasón me dijo que las siglas PP significan ‘pura pérdida’.
Un disparate que llaman “flexibilización cuantitativa” ha hecho que las empresas ya no fabriquen nada en territorio imperial, atenidas al auxilio financiero de la Reserva Federal, con lo que han abandonado la actividad de investigación y desarrollo y el consiguiente estancamiento tecnológico.
La enorme y creciente población sin vivienda hace sus excreciones en las calles, por lo que han rebrotado enfermedades medievales como el tifus, porque además los servicios de salud son cada vez más inalcanzables para una considerable porción del país.
Destruyó el periodismo y el derecho internacional. ¿Es reversible esta decadencia? No.
Roberto Hernández Montoya
@rhm1976