Este martes 21 de enero, el Gobierno de México aseguró que intentará garantizar la seguridad y los derechos humanos de los migrantes que pretenden cruzar a este país para llegar a EE.UU.
Ante un grupo de migrantes hondureños que salió el miércoles pasado hacia la frontera con Guatemala como parte de una caravana que, después de una convocatoria hecha a través de redes sociales, se dirige hacia Estados Unidos; el presidente Andrés Manuel López Obrador insistió en que su Gobierno busca una migración segura, ordenada y regular.
Durante una rueda de prensa, la secretaria de Gobernación de México, Olga Sánchez Cordero, declaró que el “El presidente [Andrés Manuel López Obrador] ha dado una orden categórica para el respeto de los derechos humanos de todos los migrantes”.
Igualmente, el canciller Marcelo Ebrard, explicó que, de manera ordenada, los migrantes podrán solicitar a las autoridades migratorias el estatus de refugio, permiso temporal para trabajar en el sur del país en programas de bienestar, o el retorno asistido.
Ebrard agregó que la mayoría de los migrantes que han llegado a la frontera sur del país han tenido una actitud de respeto hacia las normas y leyes de México.
El canciller mexicano reportó que casi 2 mil 400 migrantes han llegado a este país solo los días sábado y domingo, y el Gobierno les ha ofrecido la posibilidad de participar en programas sociales o regresar a sus países. “Casi 1000 personas de las que ingresaron a México el pasado sábado han solicitado ayuda para regresar a su país”. Igualmente, de los que solicitaron regresar a sus países, ya han repatriado con destino a Honduras a 244 personas: a 110 por avión y a 144 por vía terrestre.
Las autoridades mexicanas han resaltado que no se ha generado una situación de violencia en el país, precisando que México no enfrenta una emergencia ante la llegada de los migrantes centroamericanos que buscan ingresar al país para avanzar hacia la frontera norte y cruzar a Estados Unidos.
Según las estadísticas de los años 2018 y 2019 el flujo migratorio rompió récord histórico en México. En los primeros seis meses del 2019 se contabilizaron 460 mil migrantes indocumentados, superando a los 138 mil 612 migrantes del 2018. Mientras que el Plan de Desarrollo Integral (PDI) para Centroamérica arrancó el 20 de junio de 2019.
El PDI, impulsado por el Gobierno mexicano, inició con la firma de cooperación entre el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. En ese entonces, acordaron comenzar en El Salvador con 50 mil hectáreas para el programa, llamado “Sembrando Vida”, para el que México invertiría 30 millones de dólares, de un total de más de 100 millones de dólares para la región, sin condiciones políticas, económicas ni financieras.
López Obrador igualmente planteó replicar ese modelo en Guatemala y Honduras con el objetivo de recuperar zonas devastadas y deforestadas por el cambio climático, que han afectado a Centroamérica y que se han convertido, junto a la pobreza y la violencia, en principales causas de migración.
Entretanto, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha amenazado con dañar económicamente a México y a los países de América Central si permiten que grandes cantidades de migrantes lleguen a la frontera de EE.UU.
Las autoridades estadounidenses detuvieron a 972 mil inmigrantes indocumentados en la frontera con México durante el año fiscal 2019 –que va de octubre de 2018 a septiembre 2019–, según informó el jefe la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) de EE.UU., Mark Morgan.
El analista político, Abraham Mendieta, manifestó que »para garantizar los derechos humanos de las personas migrantes es fundamental regularizarlas: solo así podrán abandonar la clandestinidad y tener cierta protección y registro frente al coyotaje, la trata y el crimen organizado».
El presidente mexicano aseguró que «este miércoles regresará otra parte, algunos otros están dispuestos a trabajar en nuestro país, no queremos que lleguen al norte y puedan ser enganchados por la delincuencia».
En cambio hay personas que insisten en pasar a Estados Unidos, donde esperan pedir asilo al Gobierno de Donald Trump, pese a su política de tolerancia cero hacia los migrantes.