En medio de la pandemia por el coronavirus, con altas cifras de contagio en el continente americano; teniendo a EE.UU. y Brasil punteando con millones de casos y cuantiosos fallecidos, llegan las noticias de la aparición de vacunas y antídotos para enfrentar este virus letal. Con ellas los países comienzan a solicitar ayudas; como hizo el gobierno de Panamá al plantear su proyecto de pedir la colaboración de médicos cubanos para hacer frente a la pandemia del nuevo coronavirus; y a la cual el gobierno estadounidense realizó su acostumbrada movida injerencista y poco solidaria.
Durante una conferencia telefónica con la prensa internacional, el alto asesor del presidente estadounidense, Donald Trump, Mauricio Claver-Carone, “alertó” al Gobierno de Panamá; después de que el miércoles, el presidente del país centroamericano, Laurentino Cortizo, pidió a Cuba la contratación de médicos; como una medida necesaria para combatir la pandemia del nuevo coronavirus.
Mezquindad y poca solidaridad: el cóctel injerencista
Según reseñó el periódico La Estrella de Panamá, Carone insistió en la campaña de EE.UU. contra la prestación de servicios internacionales de salud de la Isla; y expresó que este mensaje es “a cualquier Gobierno que esté contemplando en contratar médicos cubanos”. “Hay preocupaciones sobre tráfico humano. Nos preocupa el robo de los salarios de estos médicos y las violaciones de sus derechos”, manifestó el funcionario norteamericano; alegando que con tal colaboración “los que se benefician son los del Gobierno” cubano.
No obstante, para manipular aún más este rechazo a la notable presencia de los médicos de la Isla; que han estado ayudando con la pandemia. La osadía de la Administración de Trump de calificarlos como “rehenes”; y que se ha comunicado con el Gobierno de Panamá para tratar de impedir esta colaboración justo ahora que las cifras mundiales oscilan entre 21.173.009 contagiados y ya son más de 765 mil el número de víctimas mortales en todo el mundo.
Agencias.