Cuando se trata de Venezuela, hay algunos organismos que se niegan a pronunciarse o a condenar cuando el objetivo es violento o descaradamente desestabilizador o si mercenarios insinúan que cometerán un magnicidio.
Así ocurrió cuando el dueño de la empresa de seguridad militar gringa privada más grande del mundo, Blackwater, dijo en su cuenta de la red social X que si elevan la recompensa a 100 millones de dólares por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y todo su régimen “solo tienen que sentarse y esperar a que suceda la magia”.
Se trata de Erick Prince, el asesino a sueldo del imperio, quien se encarga de llamar a los asesinos y mercenarios del mundo a atentar contra la vida del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro.
¿Qué pasaría si el escenario estuviera invertido y desde Venezuela se pusiera precio a la cabeza de algún mandatario o político estadounidense? Su único objetivo y lo que más les interesa: adueñarse de los recursos del país y con total descaro lo proponen.
“Incluso se pueden pagar con dinero congelado del régimen que ya se encuentra en bancos estadounidenses”, destaca el post del dueño de Blackwater.
El embajador Representante Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la ONU, Samuel Moncada, destacó en un post de su cuenta en X que “En Venezuela la lucha es contra el fascismo mundial y la clara mayoría de nuestro pueblo está dispuesta a dar la batalla por nuestra independencia”.