Por: David Gómez Rodríguez
A propósito de la conmemoración de los 167 años del natalicio de José Martí, he vuelto a leer el poema “Abdala”. En la obra poética el pueblo de Nubia se levanta contra su cruel opresor y lo hace huir, sin embargo Abdala muere, ¡Abdala! El guerrero que en el poema lideró la lucha por la libertad de su patria, se va convencido de que “Es dulce morir cuando se muere luchando audaz por defender la Patria”. Esa es la más alta enseñanza que nos regala Martí con su obra y su vida. la patria fue el centro de toda su existencia, y por ella cultivó la idea revolucionaria de la libertad y la justicia. Abdala en la vida de Martí es una profética autobiografía, tal y como en el poema, Nubia es Cuba. Con la fuerza de esta obra de Martí corroboramos que nuestro destino es la lucha y la libertad definitiva.
Por fin mi frente se ornará de gloria!
Seré quien libre a mi angustiada patria,
Y quien le arranque al opresor el pueblo
Que empieza a destrozar entre sus garras!
Y el vil tirano que amenaza a Nubia
Perdón y vida implorará a mis plantas!
Y la gente cobarde que lo ayuda
A nuestro esfuerzo gemirá espantada!
Y en el cieno hundirá la altiva frente
Y en cieno vil enfangará su alma!
Y la llanura en que su campo extiende
Será testigo mudo de su infamia!
Y el opresor se humillará ante el libre!
Y el oprimido vengará su mancha!
Conquistador infame, ya la hora
De tu muerte sonó: ni la amenaza,
Ni el esfuerzo y valor de tus guerreros
Será muro bastante a nuestra audacia.
José Lezama Lima decía que Martí es un misterio que nos acompaña, y ese misterio hay que estudiarlo, ir al fondo de él, como si se tratara del rayo del Catatumbo, que ilumina los cielos de la tierra más próspera. Hay que mirarlo como el niño que mira por vez primera una flor retoñar, y asombrarse. Hay que estudiar a Martí con el alma de un niño, y letra a letra ir madurando, hay que procurar que en el corazón de cada infante del continente retoñe un Martí como una rosa blanca, hacerle caso a la más sabia y sensible de nuestras maestras, Gabriela Mistral, la cual nos dejó este consejo «No te olvides, si tienes un hermano o un hijo, de que vivió en tu tierra el hombre más puro de la raza, José Martí, y procura formarlo, a su imagen y semejanza, batallador y limpio como un arcángel».
Es sabido que en el corazón de Martí siempre trinó Bolívar ¡Y no estaba Bolívar en una jaula! Pues dentro de Martí habitaban los cielos de la patria. No importan cuantos años pasen, aquí, en estas almas, debe prevalecer la virtuosa llamarada que esos hombres iniciaron. Debemos defenderla de todo el que ose ofenderla o negarla, lanzarles el fuego en pecho y en la cara para que sepan cuánto pesa una estrella, para que sientan cuánto quema el sol. Y bajo este principio no debemos enseñar clemencia, sino justicia pura.
El amor, madre, a la patria
No es el amor ridículo a la tierra
Ni a la yerba que pisan nuestras plantas
Es el odio invencible a quien la oprime
Es el rencor eterno a quien la ataca
Hoy el proyecto político que eleva las banderas bolivarianas y martianas, está amenazado, es decir, amenazan la patria, procuran su opresión, y Martí como Bolívar nace cada vez que procuramos la libertad, por eso el gran poeta e intelectual cubano, Roberto Fernández Retama, al recibir el Premio José Martí otorgado por la UNESCO, aprovechó la ocasión para darnos otra cátedra sobre el Apóstol de América, y explicar su pertinencia en nuestro tiempo, dijo “Se sabe que desde hace bastante más de medio siglo Cuba es un país socialista. Así lo proclamó el compañero Fidel (…) El propio Fidel, a raíz de los asaltos del 26 de julio de 1953, había dicho que el autor intelectual de tales hazañas era José Martí, y hasta su desaparición reiteró ese criterio tocante al proceso revolucionario desencadenado entonces. Algunos superficiales habían querido ver incongruencia entre esas declaraciones. Pero alguien tan profundo como el intelectual cubano católico y revolucionario Cintio Vitier, uno de los mayores estudiosos de Martí en todos los tiempos, dijo acertadamente que el nuestro era un marxismo martiano, y añado que sigue y seguirá siéndolo. Ya lo había anunciado en sus «Glosas al pensamiento de José Martí», en 1926, el joven Julio Antonio Mella, quien el año anterior estuviera entre los fundadores del primer Partido Comunista de Cuba junto con el veterano Carlos Baliño. Este último, en 1892, había sido partícipe del nacimiento del Partido Revolucionario Cubano, el cual, bajo la conducción iluminada de su compañero José Martí, preparó la que hubiera debido ser última etapa de nuestra guerra de independencia, y anunció la República democrática que nacería de su seno, prefiguración de la que llamará «República moral en América», cosa frustrada en su momento por la intervención del entonces naciente imperialismo estadounidense”. En tal sentido, defender la patria y al legado de Martí, es plantarle cara al imperialismo.
Quien a su patria defender ansía
Ni en sangre ni en obstáculos repara!
Del tirano desprecia la soberbia;
En su pecho se estrella la amenaza;
Y si el cielo bastara a su deseo
Al mismo cielo con valor llegara!
Es necesario recordar que José Martí murió en Dos Ríos combatiendo por la libertad de Cuba, él fue su propia poesía, la practicó, la hizo su destino. Y de su poesía debe alimentarse nuestra cultura, para que la belleza y la justicia se manifiesten con tal sencillez que no haya necesidad de verlas extraordinarias, sino que sean pan de cada dia, entonces habrá humanidad.
El jadín del Abdalá
Abdala está herido, pero no está solo
le ha entregado una semilla
a cada hombre en las manos
¡Se muere, pero ha sembrado!
Ahora que todo es bosque
Abdala ha vuelto hecho un pajaro.
La madre lo oye cantar,
tiene una rosa en las manos,
pero no lo busca en el bosque
sino que mira en el patio
La semilla ya ha prendido:
los niños están jugando
la patria es un jardín
la patria es también un canto
David Gómez Rodríguez – @davidgomez_rp