Cada vez EE.UU. revela el tamaño de sus malas intenciones en tiempos de pandemia. Ahora sanciona a la farmacéutica iraní que desarrolla una de las vacunas para erradicar la covid-19.
Sobre esta decisión, el canciller venezolano se pronunció diciendo que son: “Inhumanos y crueles. El imperialismo es inviable. Su decadencia es inevitable”.
Con este paso, Washington se presenta como un actor “que no hace y tampoco deja hacer demasiado” para que el mundo supere la crisis sanitaria.
El país norteamericano produce y acapara las dosis del antídoto para inmunizar primero a su población, potenciado la visión egoísta de una nación que se concibe a sí misma tan excepcional que sería ético salvarse primero que los demás.
La lógica norteamericana ubica ahora el desarrollo de medicamentos como armas malignas si lo hacen países que contradicen su visión geopolítica.
No es la primera vez
Si bien sorprende la sanción al laboratorio de Irán que desarrolla la vacuna Barekat contra el coronavirus, no es la primera vez que EE.UU. lo hace en este contexto de pandemia.
En agosto del año pasado, Washington dirigió medidas unilaterales y coercitivas en contra de uno de los laboratorios involucrados en la investigación de la Sputnik V, lo que es el equivalente a un misil para debilitar la confianza o distribución del medicamente en el mundo.
Para occidente, en la vacunas anticovid se está jugando el alcance de su influencia y la hegemonía de su reputación. La tecnología de sus empresas ya no encandila a los países emergentes, los cuales empiezan a confiar en sus recursos y potencialidades para crear sus propios antídotos.
El capítulo más reciente de este pulso que revela las verdaderas prioridades e intenciones de EE.UU. se conoció en un informe del Departamento de Salud en donde reconocen que presionaron a Brasil para que no comprara la vacuna rusa.
El despliegue de sus recursos diplomáticos para ello se habría justificado en el uso de la vacuna como un “recurso maligno” con que Rusia buscaría debilitar la influencia de La Casa Blanca en la región; un objetivo aparentemente más peligroso y urgente que brindar una cura segura y eficaz en Brasil.