Cuando el Santo José Gregorio Hernández dejaba este mundo terrenal, Carmen Rendiles Martínez, tenía 19 años y ya llevaba cuatro como catequista y fuente de apostolado para sus familiares y amigos; años más tarde, sería también Santa, la primera de Venezuela.
Caraqueña de pura cepa, Carmen Rendiles nació el 11 de agosto de 1903 y fue la tercera de nueve hermanos, de una familia religiosa arraigada, con amplio sentido del deber y la solidaridad.
Testimonios de quienes la conocieron por su labor en los Colegios Betania, Santa Ana, Belén y Nuestra Señora del Rosario, describen a una mujer rebosante de bondad y amor hacia sus semejantes.
Líder innata
Madre Carmen creció entre sus hermanos con independencia y espíritu de liderazgo, lo que ayudó a todos los miembros de su familia a sobrellevar con el mejor el hecho de que había nacido sin su brazo izquierdo.
Quinceañera, ya expresaba su deseo de dedicar su vida a Dios y empezó a desarrollarse vocacionalmente en la vida cristiana, como catequista y fuente de apostolado.
En la congregación
El 25 de febrero de 1927, a los 24 años y luego de recorrer varios conventos, ingresó a la Congregación de Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento en Caracas y cuentan que ahí la esperó el Señor quien le mostró, claro, el camino.
Ese mismo año, el 8 de septiembre, la Madre Carmen ingresó al noviciado de la Congregación, luego de completar sus estudios y la preparación previa.
El 8 de septiembre de 1932 emitió los votos perpetuos para desempeñar su vida religiosa con la naturalidad, el liderazgo y la caridad que se le conoció desde pequeña.
Ka Hermana Teresita Hurtado, de la misma congregación recuerda de la santa su alegría imborrable en todas las que pudieron compartir a su lado.
“Era una persona sumamente piadosa, que se mantenía cerca de cada una de nosotras como una hermana más. Nos enseñó a amar a Jesús en la Eucaristía y permanecer siempre en oración”, recordó con cariño.
La Maestra
A los 33 años, la Madre Carmen fue nombrada maestra de Novicias y para 1947 fue nombrada Superiora de la Casa Madre en Venezuela y se multiplicaron las obras de la institución en varios estados del país, siempre enfocadas al servicio al prójimo.
La sencillez con la que vivía la movió a construir varias piezas de mobiliario que la Congregación usó en la sede principal, la misma que a instancias, fuerza, tesón y sagrada testarudez, sería la congregación religiosa “Siervas de Jesús” en Venezuela.
Madre Carmen, luego ser nombrada Superiora General, transcurrió un lustro en sus labores de solidaridad, con mucha caridad hacia sus hermanas enriqueciendo su naturaleza humana, siempre confiada en la gracia de Dios.
El 9 de mayo de 1977, poco después de haber cumplido 50 años de vida religiosa, una gripe derrotó la carne de la Madre Carmen y muere en su querida Caracas.
El Milagro
El milagro que llevó a la canonización de la Madre Carmen Rendiles fue la recuperación inexplicable de una joven caraqueña en 2018, quien estaba en estado vegetativo debido a la hidrocefalia triventricular idiopática.
Cómo en todas estas manifestaciones de la fé y pese a todos los fatales pronósticos médicos, la joven recuperó el habla, la conciencia, y la movilidad, pasando de un estado de salud grave a una recuperación total, inexplicable científicamente.
El 19 de septiembre de 2018, la joven despertó repentinamente, pidió comida y comenzó a caminar, mostrando una recuperación total y duradera, que los médicos no pudieron explicar.
Y confirmaba lo que muchos ya sabían; que la Madre Carmen, seguía repartiendo alegrías y cápsulas de fé por su Venezuela querida.
Fotos: Archivo