Al hacer una breve revisión de las principales variables de macroeconomía en Venezuela nos encontramos con diversos aspectos a destacar: 1) contracción del producto interno bruto; 2) incremento significativo en los niveles de precio; 3) Caída de las exportaciones e importaciones; 4) Depreciación sostenida del tipo de cambio y 5) Reducción dramática de la producción petrolera. Estos desequilibrios macroeconómicos se han manifestado de forma progresiva durante los últimos siete años.
Es una gran limitación para el análisis la falta de datos precisos, oportunos y reales sobre los diferentes aspectos de la actividad económica. La disponibilidad de estadísticas es fundamental para el diagnóstico permanente y, sobre todo, para la instrumentación de políticas que nos permitan corregir los desequilibrios en cuestión.
Esta compleja situación económica con el devenir del tiempo tiende a agravarse en la medida en que se acentúa la asfixia a nuestra economía. Ello mediante el bloqueo financiero y comercial, que nos impone el Gobierno de los Estados Unidos. No hay fórmulas mágicas ni recetas. La teoría económica ortodoxa, hace crisis ante un escenario como el que estamos atravesando. Algunos informes de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) empiezan a referirse a esta situación como una economía en guerra.
De tal forma, la instrumentación de la política económica en una economía asediada nacional e internacionalmente debe ser lo suficiente audaz y creativa, como para impactar de forma positiva la economía en su conjunto. Sólo así será posible, de forma progresiva, alcanzar la estabilidad de las variables macroeconómicas, hasta conseguir un equilibrio sano. Esto será garantía, de forma responsable, de un nivel de vida digno a nuestra población.
Es importante generar conciencia acerca de la complejidad de esta difícil coyuntura. No se trata de incurrir en una posición alarmista ni derrotista. Sin embargo, tampoco sería prudente ni muy responsable, asumir que todo está bien y que las dificultades se van a resolver por arte de magia.
Urge reconfigurar los equipos económicos con gente capacitada y comprometida con el proyecto revolucionario que lidera nuestro Presidente Constitucional, Nicolás Maduro. Esto de cara a la realidad nacional, mediante la instrumentación de una estrategia integral, bajo el enfoque de una nueva política económica que permita recuperar y reimpulsar la producción.
En esta tarea es clave apelar a fortalecer y consolidar alianzas con el sector privado que explote las contradicciones en el seno del capital internacional. Es bien sabido que existen conflictos y rivalidades entre corporaciones internacionales de distinto origen. En su puja por revertir el declive en sus ganancias, se disputan mercados y fuentes de materia prima y suministros. Con una negociación inteligente pueden aportar tecnología y transferirla. Así como crear empleo y aportar divisas para el país, coadyuvando sin duda a la construcción de un sistema económico diversificado que no dependa estrictamente de la actividad petrolera.