Los Autoconvocados | Por: César Robles

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Un nuevo actor político ha surgido a raíz de las masivas protestas sociales ocurridas en el sur del Perú, y en particular en la región de Puno, y son los denominados, los “autoconvocados”, individuos que no representan organizaciones o colectivos políticos, gremios sindicales o asociaciones culturales o barriales, pero que expresan nítida y abiertamente sus posturas políticas y tienen una presencia significativa y gravitante en el movimiento de protesta contra Dina Bolaurte.

Producto de la crisis y el colapso de la institucionalidad política en Perú, el pueblo busca y encuentra formas alternativas de organización. Estas maneras no necesariamente corresponden a las habituales estructuras jerarquizadas de las organizaciones políticas, tales como la dirección y sus bases. En este escenario novedoso se privilegian estructuras horizontales que corresponden a que cada individuo se sienta representado a través de asumir un liderazgo colectivo. Descartan así, al menos por ahora, delegar las responsabilidades organizativas en un líder o un representante.

Estas dinámicas son notorias en las protestas de Puno, y del sur del Perú, ya que si bien hay grupos y direcciones formales de representación como el Frente de Organizaciones Populares, nadie quiere asumir el liderazgo del movimiento. Y como nadie quiere ser la cara visible, esto se convierte en una tarea complicada de búsqueda de interlocutores que canalicen una agenda política de diálogo.

Los autoconvocados pueden participar de un comité de barrio, de un grupo cultural o de una asociación deportiva, pero no tienen participación orgánica y menos aún se atreven a enumerar las demandas o acciones que promueve o impulse el movimiento. Se movilizan motivados por la indignación y el rechazo a las acciones del gobierno de la señora Dina Boluarte.

Quechuas y Aymaras

En este nuevo grupo de actores también podríamos incluir a los pueblos aymaras y quechuas que se han plegado masivamente a la protesta sin designar o nominar un líder identificable. Pero ¿qué explica esa actitud? ¿cómo entender ese comportamiento político?. Para Luis Vilcatoma, docente e investigador de la Universidad Nacional del Altiplano, hay un sentido afectivo y emocional en la respuesta de los quechuas y aymaras a lo sucedido con el ex presidente Pedro Castillo.

“No interesa si ha robado o no, si ha sido un incapaz en las políticas del gobierno, lo que interesa y los moviliza es que ha sido agredido, maltratado y humillado uno de los “suyos”, y por lo tanto, esa humillación también es hacia ellos”, dice Vilcatoma.

Este hecho es clave si queremos entender por qué los aymaras en el norte y los quechuas en el sur de Puno se han plegado enérgicamente a las movilizaciones políticas para exigir la renuncia de la señora Boluarte.

Y sumado a la descalificación a la que han sido sometidos por el gobierno en los últimos días al tratar de calificarlos de “violentistas” por su supuesta cercanía a “Los Ponchos Rojos” y de recibir financiamiento de países como Bolivia, acaban añadiendo más leña al fuego a la creciente crisis política.

Vilcatoma señala que en las autoridades del gobierno y en particular en su Primer Ministro Alberto Otarola, hay una clara manifestación de ignorancia de lo que representa y significa el pueblo aymara, ya que desde siempre se caracterizaron por ser un pueblo dedicado al comercio, la ganadería, la artesanía, y la agricultura.

“Este desarrollo comercial de los aymaras está siendo la base de la creación de una incipiente burguesía regional. Son gente de mucho poder económico que ahora mismo ocupa espacios de decisión política como por ejemplo el Gobierno Regional o diversas instancias de gobierno local, por lo que acusarlos de que reciben financiamiento extranjero es ridículo”, dice Vilcatoma.

Lo que sí queda claro, es que tanto en la ciudad como en el campo, este nuevo actor está conectado a las redes sociales a través de su móvil. Un agricultor o un ganadero a diferencia de antaño en el mundo rural, ahora cuenta con información y con diversos espacios de comunicación como los grupos de whattsapp, por donde se autoconvocan y organizan.

Según Vilcatoma, en estas expresiones y manifestaciones políticas estaría germinando el concepto de ciudadanía en los sectores rurales del Perú profundo.

Lo otro es que este movimiento es consecuencia de una explosión de espontaneismo, que está impulsado más por una indignación y un rechazo profundo a las autoridades y las clases políticas que rigen el país. Esta indignación y repudio son alimentados diariamente con las matanzas ejecutadas por el régimen en contra de campesinos pobres y del mundo rural andino.

Por lo mismo, esto hace que al gobierno se le haga difícil y complicado entablar espacios de diálogo con interlocutores que asuman la representación del movimiento, ya que nadie se arroga esa representación.

“En el conflicto minero de Tía María en la región Arequipa, un ex ministro de Energía y Minas participó en una asamblea con más de 500 agricultores en el Valle del Tambo, una zona agrícola muy productiva. En la misma, ante la avalancha y abrumadora demanda de reclamos y pedidos no atendidos, preguntó al auditorio con quien podía dialogar y negociar un acuerdo. Los agricultores unánimemente respondieron: ¡Con todos!.

 


 

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