Ante la nueva Ley Contra los Lugares Comunes, que multa a todo aquel político que diga uno de esos lugares comunes, Elpidio Lárez Montenegro, líder nacional, llamó a su consultor para que lo asesora.
-Pase adelante que el líder nacional Elpidio Lárez, lo está esperando.
Así le dijo la secretaria a Justiniano Pérez Maldoror, asesor comunicacional del líder nacional, Elpidio Lárez Montenegro.
-Gracias, señorita
El hombre avanzó por el amplio pasillo de la residencia Caviar, y llegó hasta la puerta, y como estaba abierta, entró. Allí estaba fumando tabaco el líder nacional Elpidio Lárez Montenegro
– Al fin, amigo. Usted es un asesor que se vende caro –le dijo Elpidio.
– Siempre presente y consecuente para que lo que sea, mi líder nacional.
– ¿Trajo la ley?
– Aquí la tengo.
– Con esta ley no voy a poder aportar mi granito de arena…
– De eso se trata. De no decir tantos lugares comunes como ese que acaba de decir. Porque lo van a multar.
– Bueno trataré de articular un nuevo discurso.
– Ese también es un lugar común. Eso de estar articulando, también está penado por la ley.
– Entonces esta nueva ley me va a dejar sin palabras.
El asesor sacó la ley y buscó uno de sus artículos para leerle al líder nacional algunos de los lugares comunes que estaban penados por la nueva ley.
– Aquí están algunos. El artículo cuatro de la ley dice: Todo aquel político que en su discurso repita lugares comunes como: Estamos articulando. Le prometo al pueblo que… Me asaltó una duda. Aspiro profundamente. Defenderé siempre al pueblo. Me debo al pueblo. Tengo un mar de dudas. Las lágrimas acudieron a mis ojos. Sumido en la tristeza…
– ¿Y entonces? Me tienes con el corazón en la mano…
– Ese lugar común también está penado por la ley. Y hay más: Semilla de odio. Sonrisa maquiavélica. Yo lo conozco mucho. Estoy sumido en la tristeza. Un mundo lleno de posibilidades.
– Déjalo hasta ahí. En este marco incomparable…
– Ese también está penado por la ley.
– Está bien. Cierra la ley por un momento para poder hablarte, que ardo en deseos…
– Ese también está penado, ardo en deseos.
– Ya. Ya. Ya.
El asesor Justiniano Pérez Maldoror, cerró la Ley contra los Lugares Comunes y se dispuso a escuchar al líder político nacional.
– ¿Qué desea saber mí líder nacional? – le preguntó Justiniano.
– Que me digas qué debo hacer para que esa ley no me haga daño.
– Debe utilizar más los eufemismos.
– ¿Eufe qué? ¿Eso qué es?
– Le pongo un ejemplo. En el gobierno de Luis Herrera a las viviendas se les llamó soluciones habitacionales. Y eso quedó muy bien. Otro ejemplo. A la gente mayor no los llaman viejos, les dicen adultos contemporáneos. Y así se ve mucho mejor. No diga cinturones de miseria. Diga Barriadas populares. Es decir, cuando vea que va a caer en un lugar común, piense cómo lo puede sustituir y listo, no lo van a multar nunca.
– Caramba, Justiniano, con razón eres tan caro, porque tú sabes tu vaina. A buen entendedor pocas palabras.
– Ese también está penado. El uso de refranes.
– Dame otro ejemplo, para tenerlo más claro, Justiniano.
– Por ejemplo. No diga está barato. Diga a precios solidarios. Aunque ahorita no hay nada barato ni a precios solidarios.
– Muy bien, Justiniano. Dile a la secretaria que te haga la transacción por la cantidad que me pediste, porque te lo has ganado, y déjame la ley para empezar a crear la cosa que me dijiste.
– Eufemismos.
– Exacto.
Y Justiniano Pérez Maldoror abandonó la oficina, y cuando salía, la secretaria estaba esperándolo para hacerle la transacción a su cuenta. Y, con una sonrisa seductora, Justiniano le dijo:
– Tengo un mundo lleno de posibilidades para usted, si lo acepta.
– Eso se lo dirás a todas .– le dijo la secretaria y le hizo la transacción.
ROBERTO MALAVER
@robertomalver
Publicado en CEMD.