Leviatán pirata caribeño | Por: María Alejandra Díaz

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Una forma de entender la historia universal es concebirla como la historia de la lucha entre las potencias marítimas contra las terrestres, la ballena, el Leviatán; contra el oso, Behemot, según relata Job.

Inglaterra se convirtió en el hegemón como sucesora universal del esfuerzo europeo sobre los mares, creando un Imperio mundial, transfiriendo su existencia de la tierra al elemento marítimo: una revolución espacial.

“Ius Atlanticum” de la Alianza Atlantista talasocrática, que busca desnaturalizar al Derecho Internacional Público que rige las relaciones entre Estados Nación. Unipolaridad, como “imperium mundis” y la pluripolaridad como grandes espacios de poder.

Hoy, frente a la mutación del sistema imperial desterritorializado del polo corporativo mundial -bucaneros globales anglosionistas- (Vanguard Group, Black Rock, State Street y Fidelity) junto a las multilaterales de la ONU, nuevas amenazas se ciernen. El proceso de concentración del capital virtual, necesita  controlar territorios, recursos y vías marítimas, para destruir y desfigurar a  las naciones.

Así, la corporatocracia presente en la Guayana Esequiba venezolana, busca hacerse vía pseudo jurídica de nuestro territorio. Controlando las hidrovías suramericanas lo que les facilitaría, el comercio a escala global (Brexit mediante y ruta de la seda coincidiendo en objetivos) abaratando costos, dominando las cuencas de Suramérica: Amazonas, Orinoco, Paraguay/Paraná y el Tocantins, así como el lago Titicaca, el bloque del río Magdalena/Andino y del Caribe, las lagunas Merín/Patos, el Atlántico Noreste y el cono sur del continente. Sólo en la implementación de la idea de Bolívar, referida a la unidad en la identidad, espíritu Republicano, libertad, justicia, igualdad, dignidad humana, como motores de la integración. Geopolítica Bolivariana de los grandes espacios de poder como alternativa al pensamiento único globalista totalitario universalista y atemporal (teopolítica religiosa deslocalizada).

Suramérica, como parte de un espacio cultural mayor que es Iberoamérica;  los pueblos que van desde el Río Grande hasta Tierra del Fuego, con un destino que está dado por el esplendor solar de la Virgen encinta -símbolo de fertilidad de la madre-  el nuevo katéchon que tiene que ser Nuestra América (Duguin).

MARÍA ALEJANDRA DÍAZ

Constituyente

@mariaespueblo

Publicado en ÚN.


 

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