El gobierno de Joe Biden postuló a comienzos de marzo a una mujer para llevar la jefatura del Comando Sur de los EE.UU. Se trata de la Teniente General Laura Richardson, quien para llegar al despacho de Doral en Florida, deberá pasar por la aprobación del Congreso.
Richardson se convertiría en la primera mujer en liderar el Comando Sur y la segunda en la historia del país en llevar un cargo de “cuatro estrellas”, luego que Lori Robinson lo hiciera primero como jefa del Comando Norte en 2016.
La nominación de Biden se correspondería a la estrategia demócrata de dar una visión de amplitud a la nueva administración; un cambio cosmético que obsesiona a la otra cara del bipartidismo que en el imaginario estadounidense son los “progresistas”.
Después de 4 años de trumpismo racista y de misoginia institucionalizada en Washington, el nuevo presidente tiene a un exgeneral negro como Jefe del Pentágono y postula a una mujer para que dirija las operaciones norteamericanas en su fachada latinoamericana.
Tradición guerrerista
Laura Richardson tiene 56 años, y viene de comandar la Formación Norte del Ejército, división acantonada en la ciudad de San Antonio, en Texas.
Tiene experiencia militar en las invasiones estadounidenses a Afganistán e Irak. Empezó la carrera en 1986, y desde niña prefería jugar con helicópteros, naves que luego piloteó de verdad ya con intenciones menos infantiles.
Desde 1993 a 2001 fue asesora militar del Vicepresidente Al Gore y en 2017 fue subcomandante del Comando de las Fuerzas Armadas, puesto que ocupó de manera interina.
De pasar por la aprobación del Congreso, Laura Richardson relevaría al almirante Craig Faller, quien lleva la jefatura del Comando Sur desde 2018.
Desde esta división militar de los EE.UU. Venezuela ha señalado que se han orquestado maniobras de desestabilización a nuestro país. A estas acusaciones se añaden las operaciones recientes del narcoterrorismo colombiano en Apure.