Este lunes, consultado por la prensa en la entrada del Palacio de Alvorada, residencia oficial de la Presidencia, sobre la cifra de muertes por covid-19 en Brasil, el mandatario de ese país, Jair Bolsonaro, respondió con otra frase que despierta polémica: «Oye, hombre, yo no soy un sepulturero, ¿verdad?».
Los periodistas le preguntaron al respecto, porque este lunes el ministerio de salud de Brasil rebajó el número de fallecidos en las últimas 24 horas por la enfermedad viral de 383 a 113 por un supuesto «error de digitación». La cifra total de muertes presentadas después de la corrección fue 2.575 y más de 40.500 casos positivos.
También en ese abordaje, Bolsonaro responsabilizó a los medios de maximizar las consecuencias del covid-19: «Llevaron el temor al público, la histeria. Y no es cierto. Lamentamos las muertes, pero es la vida. Todos moriremos».
Mantuvo además su postura de no tomar medidas sanitarias, que le ha generado severas diferencias entre su despacho y las autoridades regionales y ya le costó el cargo al médico Luiz Henrique Mandetta. Este fue reemplazado la semana pasada por el empresario Nelson Teich, quien dijo que está en sintonía con la política del Jefe de Estado.
Esta forma retadora de zanjar diferencias no es nueva en Bolsonaro. En abril de 2019, durante la inauguración del aeropuerto de Macapá, preguntado por el incremento en los precios del combustible ripostó: «no soy economista y ya dije que no entiendo de economía».
— Nacho Lemus (@LemusteleSUR) April 21, 2020