La soberbia embrutece | Por: Roberto Hernández Montoya

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La soberbia embrutece | Por: Roberto Hernández Montoya

A los machos alfa les suele aparecer un macho doble-alfa que los machaca. Amenidades de la reproducción sexual.

El alfa Pollo Indómito, cacheroso y cartelúo, vendía drogas al detal, lo que le dio para sacar de agencia un camionetón impecable como su bien planchada ropa. Ponía reguetones con que atronaba las madrugadas de Cerro Maldito y se plantaba cabe su nave a ver quién osaba pedirle que le bajase dos a la miniteca. Se los bajó El Catire Sin Fe, un macho triple-alfa que le acribilló la nao. Pollo pegó una espantá hacia algún agujero negro social y nadie lo echa de menos.

A la Alemania nazi le pasó, aunque a una escala un pelín más grande porque causó una mortandad, para fracasar a lo grande. Se cree que era la maquinaria suprema pero poco se comenta que su ejército se arrastraba en recuas, que en la URSS llegó a usar camellos. Esa URSS la aplastó hasta la última bala en la wagneriana caída de Berlín. No le envidio esa herencia a Alemania, prefiero a Beethoven, Marx, la Bauhaus… El mayor enemigo de Alemania fue su soberbia. Consideraba Untermensch a la gente soviética, es decir, ‘subhumana’ y por eso no podía entender que esa subhumanidad estaba ganando la guerra a aquellos gigantes de ojos claros. El nazismo fue una excrecencia de la burguesía alemana. Sin ella Hitler no hubiera pasado de ser un gritón más de la cervecería donde dio el golpe. Perdieron a la perfección: si fueron destrozados por una raza subhumana, entonces la “raza de señores” era “subsubhumana”, QED.

Hoy padecemos otro supremacismo germánico: el anglosajón. El Aukus (Australia + UK + US) evidencia esa soberbia alfa. Su desprecio por el resto de la humanidad es tan ridículo como alarmante. A Obama, que no es ni anglo ni sajón pero quiere ser su siervito, le oí decir algo que me pasmó: Rusia no produce nada. Voilà su alta formación intelectual. La soberbia embrutece. Y delira, como cuando Hitler al final, en plena Götterdämmerung, daba órdenes a divisiones que ya no existían. El Estado profundo anglosajón, embrutecido y delirante, busca camorras apocalípticas por todo el planeta, no ve el bitcoin y secuestra a Álex Saab.

Ojalá que el darse cuenta de que son gente como uno no cueste una extinción nuclear.

ROBERTO HERNÁNDEZ MONTOYA

@rhm1947

Fuente: ÚN.


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