La prisión del “like” | Por: Freddy Fernández

La prisión del “like” | Por: Freddy Fernández

Escuché decir a Carlos Monsiváis que no encendía el televisor para no comerciar con ese “monstruo”, pero que estaba loco quien caminaba por la calle y no se sentía actuando para una cámara.

Monsiváis reafirmó mi sospecha de que la forma de abordar nuestra historia personal tenía mucho del dramatismo adquirido en nuestro consumo audiovisual.

Ahora, releyendo Infocracia, de Byung-Chul Han, encuentro una comparación sobre el ejercicio de la política en los siglos XIX, XX y XXI, en la que el autor sostiene que los espectadores de la política del siglo XIX, fundamentalmente lectores, tenían una capacidad de comprensión mucho más profunda y, por ello, los políticos estaban obligados a tener el discurso como eje de su acción. La política requería ideas.

La televisión, en el siglo XX, cambió las reglas. El espectáculo ocupó el centro y desplazó al discurso. La política se ocupó de alcanzar a un público con menor madurez.

Como bien podría decir Silvio Rodríguez, fue un ejercicio de “júbilo hervido con trapo y lentejuela”.

Hoy, de acuerdo con Byung-Chul Han, no es necesario el show de políticos. La producción y distribución del show es realizado por millones de personas prisioneras de una intensa sensación de “libertad”, manejadas “con incentivos positivos”, mientras que no son necesarias coerciones y prohibiciones.

Se explota la “libertad”, los centros de poder “controlan nuestra voluntad en el plano inconsciente, en lugar de quebrantarla violentamente”.

El poder ha obtenido este control gracias a los datos que genera nuestra comunicación, apostando por un mundo donde se suprime la comunidad, la reunión de “nadies”, para crear una dispersión en la que nos creemos ser “alguien” porque tenemos un “perfil”.

La madurez política, en nuestros días, parece no hacer ninguna falta. “El big data y la inteligencia artificial ponen al régimen de la información en condiciones de influir en nuestro comportamiento por debajo del umbral de la conciencia. El régimen de la información se apodera de esas capas prerreflexivas, instintivas y emotivas del comportamiento que van por delante de las acciones conscientes”.

Somos unos prisioneros atrapados en la ilusión de sentirnos libres, auténticos y creativos. Nos producimos y realizamos nosotros mismos.

Esta prisión digital, de zona de “bien- estar inteligente”, nos demanda generar una resistencia capaz de conquistar la verdadera libertad, posible sólo en un plano consciente.

 

 

Freddy Fernández

ÚN.

La prisión del “like” | Por: Freddy Fernández


 

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