La normalización de la barbarie

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Por: Thais Rodríguez Gómez.

 

En Estados Unidos, ese país ejemplo de democracia para muchos y muchas, es un hecho normal, legal y aceptado por toda la gente, que existan empresas que prestan servicios militares para realizar cualquier tipo de misión: desde tomar control militar de alguna infraestructura estratégica en Medio Oriente, hasta hacer golpes de Estado en cualquier país  ¡Como en todo imperio! Allí se actúa sin que importe el respeto a la soberanía de los pueblos.

Cabe destacar que cuando dichas empresas son contratadas para misiones fuera del territorio de ese país, sólo pueden hacerlo con la aprobación del Departamento de Estado.

Es decir, que si usted es opositor u opositora a un gobierno, ofreciendo un grandioso pago puede contratar estos servicios para que mercenarios hagan el trabajo de dar un golpe de Estado en el país que usted quiere gobernar, y tendrá la autorización del Departamento de Estado norteamericano siempre y cuando después de consumado el Golpe los gringos tengan la porción más grande del poder en contraprestación por los servicios recibidos.

Esta proliferación de mercenariado empresarial tuvo sus orígenes en la invasión en Irak y es totalmente legal, no son grupos paramilitares clandestinos, que actúan bajo la sombra con planes ultra secretos que con los años son desclasificados, no, son empresas registradas, tan legales que también el mismo Estado Norteamericano contrata para cumplir misiones en territorios de guerra.

En las fotografías que acompañan este artículo aparece Paul Bremer, el enviado por el gobierno de Estados Unidos a encargarse de la administración de los negocios en Irak con el cargo de Director de Reconstrucción y Asistencia Humanitaria. Las fotos son del año 2004, en ellas se ve que Paul Bremer está siendo custodiado por mercenarios de la empresa Blackwater. Este administrador durante el mismo año expidió la llamada «ordenanza 17»  en la que estableció que todo el personal estadounidense o extranjero, militar o civil, gozaba de inmunidad ante la ley iraquí, lo que les daba luz verde a sus mercenarios para realizar cualquier tipo de acción con total impunidad. Blackwater ofrecía sus servicios a cambio de cientos de millones de dólares para proteger a  todo el personal diplomático gringo en Irak.

Este modo de operar fuerzas militares, en las últimas décadas ha permeado todos los territorios en guerra. Son compañías militares privadas las que custodian oleoductos y demás instalaciones petroleras, protegen al personal diplomático estadounidense y realizan diversas acciones, establecidas en contratos donde se reflejan pagos multimillonarios.

Para el año 2005, según un estudio del instituto de investigaciones British American Security Information Council (BASIC), la segunda fuerza de ocupación más grande en Irak eran tropas mercenarias, representadas en 68 empresas de seguridad reconocidas oficialmente, la primera fuerza de ocupación era el ejército gringo.

Esta experiencia de Irak sería el globo de ensayo para la próxima ocupación en Libia y el conflicto en desarrollo en Siria.

La mayoría de los fundadores de las empresas de seguridad son marines retirados, quienes después de entrenarse en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, deciden hacer tienda aparte para obtener recursos muy superiores a los que se perciben como asalariados del Estado. Aunque no en todos los casos ocurre esto, ya que el mismo Paul Bremer, después de ser retirado de sus funciones en Irak regresó a su país a fundar varias empresas de seguridad. Y buena parte de su personal también lo integran latinoamericanos reclutados, entre los que figuran chilenos, peruanos, hondureños, guatemaltecos.

Una de estas empresas es la contratista estadounidense Silvercorp Usa, conocida en Venezuela al ser contratada por Juan Guaidó, por un pago de 212 millones de dólares para ejecutar un golpe de Estado en mayo del presente año, esta misión fallida tuvo el nombre de Operación Gedeón, y se realizaría en varias fases, con el «Objetivo Primario» de «capturar / detener / eliminar a Nicolás Maduro», designar a Juan Guaidó como presidente y posiblemente cumpliría con otras tareas contempladas en el contrato de la siguiente manera: «En caso de que el Objetivo Primario sea eliminado o considere obsoleto, el Acuerdo de Servicios permanecerá en vigor y el Grupo de Tareas, por autorización y mando de la Administración, cambiará el foco al asesoramiento en el restablecimiento de la estabilidad en el país, la protección presidencial, las operaciones antiterroristas y la recuperación de activos  financieros venezolanos robados en todo el mundo».

Y como si fuera totalmente legítimo dar un golpe de Estado, el colombiano J. J. Rendón, uno de los firmantes de ese contrato, narró los planes conspirativos durante una entrevista con el mercenario de la comunicación, Fernando del Rincón, en CNN, en los que reconoce la injerencia de otros países y algunas razones por las que la operación fracasó.

Así es como esta gente puede darle una cachetada a la legalidad internacional, con total irrespeto a la justicia, a la autodeterminación y a la soberanía de las naciones y ¡No pasa nada!

Para algunos y algunas en Venezuela es motivo de chiste, y está bien que seamos alegres, pero no dejemos de ver con claridad las implicaciones de estos hechos. Y al parecer, para buena parte de la comunidad internacional ya es normal que delincuentes confiesen invadir países y en este caso intentar matar a un presidente y bloquear a un pueblo, así como cualquier otra barbaridad y que los «malos» sean los que en realidad son víctimas de estas agresiones imperiales.

Si buscamos en Internet el portal web de esta contratista, observaremos que tiene una fachada de ser una eficiente empresa de seguridad que puede brindar protección a personalidades en lugares adversos, complicados, etc. Pero llama mucho la atención un segundo módulo de información que tiene como título: «Liderazgo en crisis», palabras que aparecen en grande sobre un mapa mundi y seguidamente el texto: «Cuando surge una crisis, lo primero que la gente suele buscar es un líder: la persona que sabe cómo resolver el problema y tomará las medidas necesarias para hacerlo. Muy pocas personas son expertas en el manejo de situaciones de crisis. Los líderes sin experiencia pueden tomar decisiones precipitadas, reaccionar demasiado rápido a la situación o, lo que es peor, no reaccionar en absoluto con la esperanza de que la situación se resuelva sola. Hoy en día, con la forma en que la información viaja instantáneamente, las situaciones de crisis generalmente no «se resuelven solas». Debe intervenir antes de que la situación se intensifique. Si está buscando ayuda para manejar una crisis, Silvercorp USA tiene mucha experiencia en el manejo de todo el espectro de situaciones de crisis».

El párrafo citado genera la pregunta: ¿situación de crisis respecto a qué? Lo que si se percibe en el texto es la supremacía gringa con la que se escribe, pues son ellos los que supuestamente tienen la capacidad para resolver las crisis. Probablemente se refieran a países con importantes recursos naturales que necesitan tener liderazgos gringos o amaestrados por ellos para superar sus crisis.

Aunque después de los hechos en Venezuela, quedó muy claro que los pescadores de Chuao fueron quienes dieron lecciones de liderazgo a estos mercenarios de Silvercorp USA.

Fuentes: BBC Mundo y Mundo Árabe. Org

 

THAIS RODRÍGUEZ

@rodriguezthais

Facebook: Thais Rodríguez Gómez


 

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