La infinita inmoralidad imperial | Por: Jimmy López Morillo

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La infinita inmoralidad imperial | Por: Jimmy López Morillo

Días atrás, el imperio estadounidense envió a Ucrania las nefastas bombas de racimo, cuyo uso ha sido prohibido en más de cien países dados los devastadores efectos en las poblaciones civiles en medio de un conflicto bélico, pues contienen un compartimento del cual al ser disparadas se desprenden centenas de submuniciones, las cuales pueden dispersarse en un radio de entre 200 y 400 metros, con un altísimo poder de destrucción capaz de aniquilar o mutilar, con el funesto añadido de que un alto porcentaje puede permanecer sin explotar durante un tiempo prolongado, incrementándose el peligro de acabar con más vidas.

Es un nuevo intento de EEUU por oxigenar al títere Volodimir Zelenski, luego del rotundo fracaso de la muy cacareada “contraofensiva” ucraniana, pese a los desesperados esfuerzos de las corporaciones mediáticas occidentales intentando convencer al mundo de lo contrario.

Frente a los intensos cuestionamientos recibidos por el senil Joe Biden ante el envío de tan infames instrumentos bélicos, uno de sus generales saltó el pasado fin de semana, con el usual cinismo de quienes se consideran dueños del mundo, a afirmar que sin importar tales reacciones, su país “no perderá la moral”, lo cual, de no tratarse de un asunto en el cual se involucran las vidas de miles de personas, podría resultar hasta risible.

Todo lo contrario, la inmoralidad es la piedra fundamental del modelo estadounidense, quizás desde antes de comen- zar a aplicarse la Doctrina del Destino Manifiesto en la primera mitad del siglo XIX, según la cual el depredador del Norte, por determinación divina, tiene la obligación de dirigir al mundo. Dios gobernando desde Washington, pues.
Así, a cualquier costo, han tratado de imponer su ley en el planeta, arrasando con naciones enteras, sembrando de cadáveres el globo terráqueo, siempre bajo la excusa de una democracia que no practican ni en su propio territorio.

De su infinita inmoralidad hemos sido víctimas directas en nuestro país, especialmente en las dos últimas décadas cuando han tratado de violentar por innumerables vías la voluntad de la absoluta mayoría del pueblo, incluyendo otro tipo de racimos, con efectos tan nocivos como los de las citadas bombas: las ilegales medidas coercitivas, con las cuales, sin embargo, no han podido doblegarnos porque nosotros sí mantenemos firme, intacta, nuestra moral revolucionaria, por lo cual ¡jamás podrán vencernos!

 

JIMMY LÓPEZ MORILLO

ÚN.

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