Las reflexiones mostradas a continuación están orientadas a analizar la situación pre-electoral existente en Venezuela, varios aspectos de la situación económica actual de nuestro país y en especial, los impactos de las tácticas desarrolladas desde los Estados Unidos capitalizar electoralmente las debilidades del Estados Venezolano y particularmente, en lo relacionado con el grave problema salarial que viven actualmente, las y los trabajadores del Estado Venezolano, especialmente, aquellos sectores dedicados a la Educación en todos sus niveles junto al personal médico-asistencial dedicado a la prestación de salud al colectivo laboral venezolano.
Sea cual sea la política salarial a implantar por el Alto Gobierno nacional, debe estar acompañada de medidas y tácticas especiales destinadas a contrarrestar la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, motivada a la inflación-devaluación inducida que se ha presentado en el último cuatrimestre.
La grave situación salarial existente, es producto de las aplicaciones de las Medidas Coercitivas Unilaterales (MCUs) al Estado venezolano a partir de 2015, las cuales, han causado grandes estragos a nuestra economía, basada en la mono-exportación petrolera, modelo económico implantado por intereses internacionales en nuestro país, hace un siglo.
El análisis
Luego de analizar la política exterior de los Estados Unidos hacia Venezuela en los últimos años, se puede concluir que la «Guerra Híbrida», como modelo o esquema de «Guerra no Convencional», continúa siendo la base de la estrategia utilizada para someter a nuestro país.
El capítulo de la «Guerra Económica», es solo parte de ese esquema de «Guerra Híbrida», «Guerra no Convencional», aplicado a Venezuela, mismo que ha sido y sigue siendo el método más utilizado por los Estados Unidos y sus aliados, en contra de nuestro país y tal vez, el que mejores resultados les haya dado en los últimos años, aun cuando no ha logrado alcanzar su objetivo (derogar la Constitución Bolivariana de 1999 y el orden establecido a partir de la misma).
Desestabilizar el país ha sido su principal objetivo desde 2001, sometiendo a la población y a sus gobernantes a increíbles presiones psicológicas y materiales, con el propósito de instaurar un gobierno dócil a sus intereses hegemónicos.
En el marco de las recientes negociaciones del gobierno nacional con la oposición ultraderechista, el objetivo ha sido ganar tiempo, para luego, no cumplir los acuerdos alcanzados. Estados Unidos NO ha liberado los fondos depositados por el Estado Venezolano en la banca internacional, con base a los acuerdos alcanzados en dichas negociaciones y mucho menos, ha liberado a Alex Saab a quien mantienen secuestrado.
Mediante sus «sanciones unilaterales», bloquea las exportaciones petroleras venezolanas dificultando la libre interacción del país con otras naciones del mundo.
Ganar tiempo y negociar un adelanto de las elecciones presidenciales, mientras mantiene la presión económica sobre Venezuela, ha sido la táctica ejecutada, incrementando paulatinamente el ritmo de estrangulamiento económico por vía de la devaluación inducida y sostenida de la moneda venezolana (el bolívar) y la progresiva dolarización de todas las actividades comerciales en Venezuela.
Ellos esperan, que el fenómeno inflacionario inducido (mediante la devaluación continua), cree las condiciones necesarias para la caída del respaldo popular al Gobierno nacional y al chavismo.
La tercera opción electoral
La masa de «nini» en el abanico político-electoral nacional, es el «target» al que apunta la inteligencia de los Estados Unidos mientras trabaja en la creación de una «opción alternativa» a las dos opciones electorales principales en pugna.
El eventual surgimiento de una tercera opción en las elecciones presidenciales de 2024 (o tal vez antes), es una opción que de seguro recibiría un mayor caudal de votos que la oposición ultraderechista, liderada por Leopoldo Lopez y su monigote, Juan Guaidó, en dicha contienda, y que eventualmente podría medirse con el PSUV, para lo cual, intentarán debilitar las posibilidades de triunfo en esta organización (PSUV) y sus aliados, mediante el estrangulamiento económico de Venezuela.
Sobre el tema del salario de las y los trabajadores del Estado
El Gobierno Nacional, está obligado a resolver el problema del salario de los trabajadores del Estado, de eso no hay duda. Esto incide sobre el bienestar económico y psíquico de la población venezolana. Una política salarial adecuada para los trabajadores del Estado es URGENTE a fin de evitar aun mas, el deterioro de las condiciones de vida de la población en general y evitar la migración de personas, talento humano, forzados a buscar ingresos en el exterior.
Pero, vale decir que un aumento compulsivo del salario a la paridad cambiaría actual, liberaría una masa de bolívares que estimularía la alta inflación en Venezuela, que posible y nuevamente, podría regresarnos a los niveles de hiper-inflación, vividos hace poco tiempo.
Sobre el control de nuestras exportaciones y el ingreso de divisas
Este fenómeno, crearía las condiciones básicas para apuntalar una opción alternativa a las dos alternativas electorales clásicas de los últimos años. Esta opción podría salir de la misma oposición que hace vida en la Asamblea Nacional actualmente o de un «outsider», que se encuentre en proceso de incubación en estos momentos. El tiempo dirá quién.
La tercera opción, cabalgaría sobre la ilusión de buscar la neutralidad o al menos, el entendimiento con los Estados Unidos, tendente a eliminar o al menos, suavizar, las sanciones que pesan sobre el país; pero en realidad, sería un instrumento del imperio en decadencia, para que una vez en el Poder Ejecutivo, intentaran modificar o derogar la Constitución Bolivariana de 1999 e imponer un régimen político afín a sus intereses.
También, facilitaría la imposición de facto de sus transnacionales petroleras, o al menos a Chevron-Texaco (Grupo Rockefeller) como centro de la extracción de crudo nacional y su exportación hacia los Estados Unidos, creando una suerte de monopsonio u oligopsonio, que controlaría las exportaciones petroleras nacionales hacia occidente.
Cabe señalar, que recientemente se han efectuado embarques de crudo hacia los Estados Unidos mediante el inicio restringido de las operaciones de Chevron-Texaco en Venezuela, mas sin embargo, se ha indicado por voceros estadounidenses, que dichos pagos solo podrían ser efectuados en alimentos y no en las divisas que requiere el Estado venezolano para su funcionamiento.
El volumen de los ingresos por las exportaciones venezolanas siguen asociadas a la producción petrolera, pues es aun incipiente o débil, la producción local de otros rubros. Esta influye significativamente, en la paridad cambiaría entre el bolívar y el dólar estadounidense, y esto lo sabe la burguesía local aliada a los Estados Unidos y por supuesto, la inteligencia de ese país.
En la medida en que la producción petrolera no se regularice y logre crecer, en esa medida el Ejecutivo Nacional y por ende el Estado venezolano, no dispondrá de recursos significativos; primero, para fortalecer nuestro signo monetario y segundo, para aumentar los salarios y el poder adquisitivo del bolívar.
Las exportaciones no tradicionales han crecido ligeramente, lo cual es plausible, pero aun no son capaces de generar la masa de divisas que podría entrar al país por concepto del aumento de las exportaciones de crudo y productos derivados de la actividad petrolera y gasífera, lo cual, es solo posible mediante la derogación de las «sanciones unilaterales» que pesan sobre el país.
Si la producción petrolera, lograra situarse en alrededor de 1.5 millones de barriles diarios, sería un gran logro para la economía nacional. Esto permitiría mejorar los salarios del Estado con el correspondiente impacto positivo en la Demanda Agregada nacional. Lo cual, repercutiría inclusive, sobre la actividad económica privada, facilitaría las mejoras salariales y la generación de empleos en el país.
A la larga, el volumen de ingresos podría crecer por concepto de la explotación de los yacimientos de gas natural en el oriente del país, lo que constituye un hecho factible a mediano plazo. Sin embargo, no debemos olvidar que necesitamos construir una economía productiva y diversificada, lo cual, garantizaría la Seguridad y la Defensa Integral de la nación.
¿Qué hacer ahora?
¡Decir la verdad al país!, denunciando las condiciones que los Estados Unidos impone a nuestra nación. Todo esto con el propósito de lograr sus fines que no son otros que hacer genuflexa a Venezuela para extraer a su antojo, los recursos naturales que requiere esa potencia, para su confrontación geoestratégica con las potencias emergentes (China y Rusia). Valga citar las declaraciones de la Gen. Laura Richardson hace pocas semanas, sobre los intereses de los Estados Unidos respecto a la América Latina.
Estas explicaciones deben darse en CADENA NACIONAL de radio y TV, por personajes del mas alto nivel del ejecutivo, con todos los recursos audiovisuales e información veraz necesaria, para evidenciar y hacer entendible a toda nuestra población, el ataque que recibimos y que oculta la derecha nacional y sus medios de información. También es necesario repetirlo una y otra vez, hasta que se convierta en vox pópuli entre la ciudadanía, lo cual, ha de reflejarse a nivel regional y mundial.
El suscrito considera que no es prudente pronunciarse públicamente, sobre tal o cual medida en materia salarial, dejando al Ejecutivo Nacional en posibilidad y obligación, de desarrollar una política salarial y antiinflacionaria, acorde a las actuales circunstancias. Algunas sugerencias al respecto podrían darse en forma privada para evitar que la derecha nacional bloquee tales sugerencias.
VLADIMIR ADRIANZA SALAS.
LRDS.