Por: David Gómez y Luis Rodríguez
«La libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo»
Simón Bolívar
Podemos referirnos a la esperanza como un deseo de futuro que trasciende la realidad presente y que constituye una idealización del porvenir. Para la escuela de los estoicos la esperanza es considerada una pasión y para el cristianismo primitivo una virtud, asimismo hay quienes han estimado la esperanza como una debilidad del hombre, en esta contradicción conceptual es necesario preguntarnos, ¿Cuál es la esperanza necesaria, la utilizada como estafa por los aparatos de dominación ideológica para hacernos pasivos o aquella que es motor para pueblos e individuos en el afán de alcanzar sus utopías?
Nuestro objetivo es aportar elementos para avanzar en la construcción de una concepción sobre la esperanza que sirva como fuente de inspiración, moralice y movilice al pueblo. Cuando hablamos de esperanza hablamos de aspiraciones, en tal sentido es fundamental estudiar la mentalidad y entender los sueños de nuestro pueblo para poder construir discursos que sean cónsonos con los anhelos más profundos de los venezolanos y venezolanas. Esto pasa por atravesar los caminos de la cultura, la ideología y la psicología, pues la formación de las esperanzas, anhelos e ideales de vida dependen en gran medida de un componente ideológico, existe pues una esperanza fetichizada. Los deseos constituyen un indicador ideológico más preciso y poderoso incluso que las consignas.
Aristóteles decía que “la esperanza es el sueño del hombre despierto”, y estar despierto es en realidad estar consciente, en tal sentido, para poder hablar de la esperanza necesaria es fundamental primero despojarnos de la falsa conciencia, que a través de la religión o de los aparatos de dominación cultural moldean nuestros sueños ya sea a través del miedo a de la fe sin obra. Es necesario trascender la visión idealista sobre este tema, pues incluso en la religión cristiana es necesaria la acción para recibir la buenas nuevas, en palabras de Alí Primera “no basta rezar”. Es una falacia burguesa pregonar que en vida la resignación es el camino, pues el reino de los cielos será la recompensa de nuestros sacrificios después de la muerte ¡Que conveniente para aquellos que cobran por nuestro sacrificio! Imaginen a La Madre en la célebre obra literaria de Máximo Gorki rezando por su hijo preso y por los obreros explotados sin hacer nada, sin siquiera llevar panfletos entre la comida.
Los estoicos, en palabras del filósofo, poeta y estadista romano, Lucius Séneca aseguraban que: “El mayor obstáculo de la vida es la espera. Todo lo que ha de llegar más tarde es incierto”, el futuro resulta una quimera, algo nublado por la incertidumbre y lo único capaz de abrirnos paso en esa niebla es proyectar una imagen clara sobre lo que queremos, trazar un ruta y trabajar por ello. Despejar el porvenir y hace de la esperanza algo concreto implica estudiar la historia, la realidad y planificar en base al trabajo: transformar la realidad. No existe esperanza sin acción. Friedrich Nietzsche, creía que la esperanza era el peor de los males porque prolonga el tormento del hombre. Y para nosotros ese tormento no es más que el sistema que nos oprime y la esperanza en los términos planteados por el filósofo, no es más que la ilusión inmovilizadora de la ideología burguesa, que nos vende como ideal de vida la banalidad y el individualismo.
Pepe Mujica afirma que el ser humano es un Animal Utópico, en tal sentido, la esperanza es inherente a la humanidad. No podemos despojarnos de la esperanza, pues en ese momento nos negamos a nosotros mismos, Bolivar, por ejemplo, en su hora más oscura escribió en una carta al General Urdaneta “No espero salud para la patria, este sentimiento, o mas bien esta convicción íntima, ahoga mis deseos y me arrastra a las más cruel desesperación. Yo creo que todo está perdido para siempre”. Bolívar había sido traicionado y desde el dolor confiesa y en la misma carta confiesa que se siente sin patria. Cuando Bolívar pierde su motivo de lucha que pierde las esperanzas, pierde la vida misma. Y esto está literal que solo dos meses después de firmar aquella palabras Bolívar deja su cuerpo. Es Chávez el que hizo despertar de nuevo de una manera telúrica en el alma de venezuela, la patria y el socialismo, la hace esperanza y utopía concreta del movimiento popular. Fue la fuerza de la esperanza bolivariana frente a quinientos años de opresión, lo que hizo despertar con la voz de Chávez lo que llamamos revolución.
Históricamente nuestra esperanza está fundada en la libertad y la justicia, ella se hace acompañar de la espada, del canto, del conocimiento, del sueño, del alba, y así procura la tan requerida paz. Decía el libertador Simón Bolívar: “la paz será mi puerto, mi gloria, mi recompensa, mi esperanza y cuanto me es precioso en este mundo”, somos una especie capaz de ver más allá y cuando nos hacemos de una esperanza transformadora podemos construir una sociedad, e incluso un mundo mejor para las mayorías que lo piden a gritos en una existencia que agoniza víctima del sistema capitalista. Por esto, es fundamental que esta esperanza movilizadora y revolucionaria se siembre en el alma del pueblo, nuestra revolución, nacida con el liderazgo de Hugo Chávez, y en la actualidad conducida por el Presidente Nicolás Maduro está resistiendo un cruel ataque, en medio de estas condiciones es necesario construir una nueva espiritualidad, que constituya una esperanza colectiva, que combata las acciones egoístas, sectarias, fanáticas e indolentes. El partido, el gobierno y el pueblo debe trabajar en un sistema que actúa organizadamente, con capacidad absoluta para administrar las esperanzas de la nación. Como actores políticos, como juventud, como partido necesitamos maximizar esa capacidad.
Se requiere otra esperanza
Lleno de esperanza aprendió de los establos:
Nunca quiso vivir como un corcel preso
pues meditando crece la hierva venenosa
y la vida siempre muere enferma de quietud
y es olvido bajo el hielo
Necesita otra esperanza
más parecida a las espadas
menos hermana de la espera
Soñar no es dormir sino danzar
todo ha sido posible en el giro de las estrellas
el universo tiene un sueño
cuando colisionan los astros
y todo parece nacer de nuevo en el caos
en tales circunstancias
cualquier chispazo puede ser el alba.
David Gómez Rodríguez