La cuarentena de Alimaña | Por: Carola Chávez

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Sentado frente a un espejo rococó, en una habitación, allá al fondo de un pasillo de la casa del embajador francés; Juanito Alimaña ve retoñar en su cara un nuevo y vigoroso ataque de acné. No basta con el encierro, no basta con los arrebatos Disney de su amigo, el embajador, el sugar que juega a La Bella y La Bestia con su baby, correteándola por los jardines a los que tiene vista la ventana del cuartico donde se esconde Guaidó… No basta con Fabi Fabulosa coreando la cancioncita queriendo ser un poco heroína Disney ella misma; no, no basta, porque cuando llueve no escampa y como eran pocos, parió la abuela John Bolton.
Apagado, el único que se creyó el cuento de que era presidente, de que no era un títere desechable; hoy golpeado por crueles titulares que lo van degradando de Presidente (E), a Presidente de la AN, a líder de la oposición, a ingeniero, a simplemente Guaidó, el que no pudo, el que no sirvió, el que les pesa, el que estorba, el que deben encerrar en una torre del castillo de la Bestia, como a un Rapunzel pelón que nadie quiere rescatar.
Hasta la torre del castillo llega el rumor del libro de Bolton, que ent una maraña de medias verdades y mentiras dice una sola gran verdad: que Guaidó es un inútil -¡pop! explota una espinilla-. “Un niño débil” –dice Bolton que dijo Trump–, doloroso calificativo para quién se la tira de arrechito, de “Maduro vente pa’cá, que mi mi amigo el grandote malote te va a pegar”… Un niño débil. Lo de niño fue generoso, porque de niño no tiene nada y de débil lo tiene todo. Débil, cobarde, e inútil.
¡Pop! explota otra espinilla cuando, días después, Trump declara que se reuniría con Maduro. En la cara le explota también la realidad de que entre si todas las opciones están sobre la mesa, el diálogo es una de ellas. Y más aún si, pasado año y medio, no se dio la opción deseada por Alimaña: aquel asqueroso As de la invasión, amenaza que sacaba de la manga a cada rato, a modo de ¡ay, ay, ay; ya, van a ver; muéranse del miedo y entréguenme el poder!.
Claro que el diálogo puede estar perfectamente sobre la mesa, sobre todo porque parece haber sido la opción favorita de Trump cada vez que los halcones intentaron empujarlo a una guerra que él, diga lo que diga Bolton, no ha querido hacer. Porque no podemos dejar de recordar que Trump, aún siendo la innegable plasta de noña que es, ostenta el extraño récord de ser el único presidente de los EEUU, en varias décadas, que no ha empezado una nueva guerra para saciar la insaciable sed de sangre de los Halcones que lo rodean.
Mudo, sin aliento, esperando que algo desmintiera aquella seguidilla de bofetadas, sin un alma, ni una sola -porque Freddy Guevara no cuenta- que lo defendiera, que le tirara una flor, aunque fuera de cariaquito morado; ahí, en la soledad una la pantalla vacía de Ipad vacía, apareció el ansiado tuit de Trump, ese que podía ser una bocanada de aire fresco…
Y no fue. En medio de una retahíla de tuits, centrado en otras temas que sí le importan, Trump, con el mismo desgano de siempre, como si tuviera que tomarse una medicina asquerosa, hace un paréntesis para que en Florida no lloren y se lanza un tuit que no deja dudas: «A diferencia de la izquierda radical, SIEMPRE me opondré al socialismo y estaré junto al pueblo de Venezuela. ¡Mi administración siempre se ha puesto del lado de la libertad y en contra del opresivo régimen de Maduro! Solo me reuniría con Maduro para discutir una cosa: ¡una salida pacífica del poder!”
¿Te nombró?– preguntó Fabi Fabulosa dando brinquitos y la explosión de otra espinilla le dijo que no–. “¿Pero dijo negó la posibilidad de reunirse con Maduro, verdad, bebé? –insistió Fabi nerviosilla y otro pop le dijo que mejor era callar–.
“Por su parte, el senador Marco Rubio, republicano por Florida, dejó claro en un tuit que no pensaba  que conceder una reunión a Maduro fuera un error” –leyó Alimaña en la Voz de América y ¡pop, pop, pop!
Y una vocera de La Casa Blanca, remendando el capote de la omisión presidencial, declara que sí, vale, que «Nada ha cambiado. (Que la administración Trump) Sigue reconociendo a Guaidó como líder de Venezuela”… líder de Venezuela, líder de Venezuela, líder de Ven…
Mientras la desafinada y cursi canción del Pepe le Pú feromonado se escurría por su ventana, Alimaña, atormentado, buscó reafirmar su condición de presidente (AEIOUXYZ) designando a un nuevo procurador para que le robe a Venezuela lo que al anterior le faltó por robar. ¡iPhone nuevo! –aplaudió Fabi Fabulosa!– Escucharon aquí –le dijo Guaidó torciéndole los ojos.
Esta cuarentena de Alimaña será laaaaaaaarga y no parece tener un buen final.

CAROLA CHÁVEZ

@tongorocho
Publicado en CEMD.

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