Por: Hernán Mena Cifuentes
Las protestas de Hong Kong no tienen el objetivo que inicialmente proclamaban: el rechazo al proyecto de Ley que permitiría la extradición de criminales a China Continental, suspendido para poner fin a la violencia de los manifestantes que agredían policías y destruían propiedad del Estado. Al contrario, se trata de un Golpe de Estado «Suave» detrás del cual está la CIA, autora de conjuras y decenas de Coups d´Etat con apoyo de gobiernos vasallos como la Unión Europea y Canadá.
La Agencia Central de Inteligencia de EEUU, (CIA, por sus siglas en inglés) infiltró en las marchas comandos especializados en la aplicación del nefasto método de Gene Sharp, el politólogo estadounidense, quien sostenía que «la naturaleza de la guerra del Siglo XXI ha cambiado, por lo que nosotros combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas», mediante lo que se conoce como «Golpes Suaves», a través de cinco pasos.
Y es ese golpista itinerario el que ejecutan en Hong Kong los activistas de la «Agencia», quienes desde el 9 de junio vienen aplicando el Tercer Paso: «La lucha activa por reivindicaciones políticas y sociales y promoción de manifestaciones y protestas violentas, amenazando las instituciones», el cual consta de 75 días de violencia, destrucción y alta tensión política, y que ha causado decenas de heridos y cuantiosas pérdidas económicas.
China puso al descubierto los planes de Washington, Bruselas y Ottawa, por lo que el gobierno de Beijing, en sendas notas de protesta, acusó a EEUU de «conspirar con elementos criminales y radicales» y exhortó a Canadá y a la UE «a dejar de entrometerse de inmediato en los asuntos internos de Beijing y Hong Kong».
Es una advertencia a un imperio en decadencia erigido en gendarme, juez y verdugo del mundo y a dos lacayos que deben recordar la frase Benito Juárez, quien dijo que «Así como entre los individuos, el respeto al derecho ajeno es la Paz» pues de no hacerlo enfrentarán a los hijos de un Gigante cuya tradicional paciencia podría agotarse.
Ojalá que las aguas de ese río desbordado por la miseria humana de los gobernantes yanquis que pretenden conquistar el mundo vuelvan a su cauce, evitando una guerra que si llegara a desatarse, reanudaría la carrera del Terror Nuclear iniciada por Estados Unidos hace 74 años en Hiroshima y sería la última que se libre en la tierra que vagaría eternamente por el cosmos sin ningún vestigio de vida.
Hernán Mena Cifuentes
Periodista e intelectual venezolano