La caperucita de Chacao partió a su encuentro con el Comandante

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Vestida de pies a cabeza del rojo más intenso, anteojos rojos, un pompón rojo rojito que llevaba a todas partes, el cabello teñido de rojo y hasta las cejas también, encaramada en la moto de su hijo, Gloria Marlene Vanegas, popularmente conocida como “La Caperucita Roja de Chacao” siempre será recordada por su incansable lealtad a la Revolución de su amado Comandante.

Residenciada en un municipio de Caracas donde por mucho tiempo reinó la violencia y la guarimba, combatió contra el fascismo que se desbordó en algún momento, la Caperucita estuvo siempre del lado del Comandante Hugo Chávez y luego del presidente, Nicolás Maduro.

Genio y figura

Se convirtió en un ícono del chavismo, diciendo presente en todas las manifestaciones, concentraciones y marchas a favor del proceso revolucionario. Una celebridad de la tolda roja que inspiraba gran respeto, admiración y ternura a la vez. Con un verbo lúcido y claro inspiraba a las generaciones siguientes que militaban en la izquierda del país.

Su presencia constante y su distintivo vestuario rojo hicieron que la comunidad comenzara a llamarla así, en referencia al famoso personaje del cuento infantil y posteriormente reafirmado por el Comandante Hugo Chávez. Este apodo se mantuvo a lo largo del tiempo y se convirtió en una parte de su identidad en Chacao.

Para todo aquel que llegó a conocerla, la Caperucita de Chacao es un símbolo de resiliencia, inquebrantable apoyo y activismo de la Revolución Bolivariana en dos ruedas en Caracas. Ya que sus primeras apariciones y participaciones las realizó junto a las brigadas de motorizados que apoyaban a Chávez y a Maduro.

Vida y muerte

En varias oportunidades la entrevistaron y visitaron su hogar, que se convirtió en un verdadero santuario de la revolución. Adornado con muchos dibujos y fotografías de sus líderes, así como con otros íconos que representan los ideales socialistas que ella defiende.

Por sus convicciones, tanto ella como su familia, estuvieron en la mira de la violencia y un par de veces llegaron muy de cerca a agredirlos. Sin embargo nunca se doblegó.

Recientemente, Marleny recibió su vivienda digna tras haber sido expropiada, después de haber pagado un alquiler «abusivo» por años. A pesar de vivir en Chacao, uno de los municipios más opositores de la capital, ella se negó a mudarse. «Soy un animal de costumbre. He vivido aquí toda mi vida y no pienso mudarme».

En la madrugada de este 4 de octubre, a sus 83 años, la querida Caperucita roja de Chacao cambió de paisaje y seguramente fue al encuentro de su Comandante Chávez. Hasta siempre, Marleny querida.


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