La oposición venezolana se ha llenado la boca y los bolsillos hablando de democracia y de libertad. Pero nunca ningún dirigente se ha tomado el tiempo de caracterizar la diversidad de visiones que componen a ese sector. Mucho menos han dado luces sobre su rol como oposición política. Inhabilitados y alebrestados ante el país.
Lo que sí parece estar clara es su vocación autodestructiva, evidenciada en las propuestas de intervenciones militares, bloqueos económicos y guarimbas.
En este contexto y lejos de un panorama optimista, se plantea una elección primaria. En ellas el problema central no es la disputa de poder entre grupos, sino las turbias reglas del juego y el quehacer del día después.
Inhabilitados y alebrestados
Por eso, las reacciones a la ratificación de la inhabilitación de María Corina Machado, no sorprende a nadie. Estaban esperando ese momento para darle vida, al menos mediáticamente, a unas primarias que no logran convencer ni a los venezolanos en el extranjero.
Por otro lado, vale aclarar que existe una máxima en diplomacia y en relaciones en general, que reza: si a usted no lo invitan, usted no va. Esto aplica también al terreno político. Si usted está inhabilitado y sabe que no puede participar en un proceso electoral ¿Para qué se inscribe en una primaria?
Lo peor es que además de armar una alharaca y andar alebrestados, se están haciendo los sordos con las advertencias hasta de sus propios seguidores. Ellos saben la bomba de tiempo que representan algunos candidatos, cuyo único plan es entregarles el país a los gringos.
No es que el “régimen” intente opacar un proceso que no termina de arrancar. La verdad es que no han dado con el método, no cuentan con centros de votación, no prepararon a los testigos y no tienen candidatos fuertes habilitados, ya que todos tienen antecedentes criminales. Es decir es una crónica de un desastre anunciado.
Lo cierto es que no están buscando un candidato unitario, aquí solo buscan darle un poquito de legitimidad al próximo cuentadante de la Casa Blanca.