Indexación de los salarios: ¿Cuento chino? | Por: Elio Córdova Zerpa

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Recientemente algunos compañeros de izquierda han presentado una propuesta, ante la Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional, para indexar los salarios al Petro. Ello, en vista del deterioro progresivo y sostenido que estos han venido registrando en los últimos cinco años.

Con el objetivo de enriquecer el debate en cuestión, incorporaremos algunas ideas que contribuyan a caracterizar en su justa demisión la referida problemática.

En primer término, hay que señalar que la discusión del salario no puede darse sobre la base de las presunciones, deseos o, peor aún, de los anhelos que alimentados por las pasiones inherentes al ser humano invitan a enarbolar banderas para agraciarse ante las miradas de los beneficiarios de tales propuestas. Hay que introducir elementos que promuevan los equilibrios necesarios para favorecer la recuperación del poder adquisitivo del salario, tal como la producción nacional.

Al analizar estimaciones y cálculos para la región y, específicamente, para nuestro país por parte de organismos como la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe -CEPAL- podemos advertir la dramática reducción que tendrá la esfera de la producción, si lo que se espera es una contracción del -7% del Producto Interno Bruto para este año. De concretarse esta situación, estaríamos registrando una caída de la actividad económica durante ocho años de forma consecutiva.

La cantidad de bienes y servicios producidos en el territorio nacional se ha venido reduciendo de forma continua y progresiva, versus las crecientes necesidades de la población para garantizar su reproducción en el tiempo. Este escenario plantea un déficit en el mercado interno, infructuoso de resolver por la vía de las importaciones debido a la caída de la producción petrolera y la inestabilidad del precio del crudo en los mercados internacionales.

Las variables explanadas no escapan al marco del bloqueo comercial y financiero impuesto por el Gobierno imperialista de los EE.UU., que genera en el plano nacional, como es ya bien sabido, fuertes desequilibrios macroeconómicos: depreciación del tipo de cambio, caída de la producción petrolera, pérdida del poder adquisitivo, inflación/hiperinflación, desplome de las exportaciones totales, decrecimiento de las reservas internacionales, entre otras.

Sin desconocer los desaciertos en los que se haya incurrido en la instrumentación de la política económica, explicar y comprender la dinámica de nuestra economía de forma aislada e inconexa entre las variables que la componen y de las agresiones externas, sería un ejercicio estéril y en consecuencia desligado de la realidad material.

En ente orden de ideas, decretar la indexación de los salarios al comportamiento del Petro resulta una quijotada -en el mejor de los casos- que sin duda generaría una avalancha de fans. No obstante, su consecución sería tan sostenible como una pompa de jabón. Preservar el valor del salario de nuestros trabajadores requiere más que un planteamiento de actualización anclado a un índice, moneda digital o criptoactivo para compensar su depreciación derivada del fenómeno inflacionario; requiere de una estrategia económica integral, con objetivos centrales que apunten, por ejemplo, hacia la recuperación y crecimiento de la producción nacional.

La historia económica reciente nos permite observar, analizar y concluir que toda acción subjetiva, empírica y desligada de la dinámica económica lejos de favorecer han entorpecido y en algunos casos ha sido caldo de cultivo para agravar los desequilibrios macroeconómicos. Ha llegado la hora de replantear la estrategia económica y ajustarla al rigor de estos tiempos de asedio imperialista y de pandemia mundial. Quienes demagógicamente plantean esta propuesta como una panacea, no pasan de ser charlatanes con un «cuento chino».

 

Elio Córdova

Economista

 


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