Una pregunta me martilla la cabeza, pues sé que Trump no es estúpido; entonces, qué as tiene bajo la manga, para que en tan solo nueve días haya desatado este desconcierto, que no solo se traduce en las deportaciones masivas de ciudadanos latinos, envío de armas a Israel, suspensión de funcionamiento de organizaciones estadounidenses, opiniones destempladas en torno al conflicto en Europa, reapropiación del canal de Panamá, amenaza de marines desembarcando en Groenlandia, sino que también se acaba de estrellar contra una pared, cuando las principales empresas gringas que desarrollan IA, perdieron 300 billones de dólares en tan solo un fin de semana, cuando los chinos lanzaron un nuevo asistente de IA, como 100 veces más barato y de aplicación más sencilla.
Las bolsas de valores se fueron al piso cuando la empresa china DeepSeek R1 se convirtió en la aplicación gratuita más descargada en la App Store estadounidense de Apple, desbancando a ChatGPT, el chatbot de OpenAI que lanzó la carrera de la IA generativa a finales de 2022. Es quizás el golpe más noble y más certero en la batalla económica entre estos dos países, que, al parecer, se profundizará aún más. Aunque Trump no ha emitido ningún juicio, y podría ser porque no ha reaccionado o porque está diseñando una respuesta. Lo cierto es que hay montones de videos de estadounidenses comunes y corrientes festejando que los chinos hayan estrellado a su país contra el piso.
Y es que en nueve días apenas hemos visto cosas preocupantes. Los indígenas americanos se están concentrando y haciendo demostraciones de fuerza en gigantescas manifestaciones en todo el país.
Y al mismo tiempo comenzamos a ver a cientos de jóvenes supremacistas uniformados marchando por las calles de Nueva York y Texas, al igual que las grandes marchas de 1936 hechas por los nazis gringos, previo al estallido de la guerra, linchando a todo negro, comunista, obrero, latino o judío que se encontraran en el medio.
Trump es inamovible mientras esté apoyado por las 50 familias más rancias de ese país. La rancia oligarquía estadounidense. Esa que nunca se ve, pero es la que manda. Porque ellas controlan las principales industrias y los principales sectores de funcionamiento de la economía y del Estado. Pareciera que ese país se acerca a una peligrosa confrontación civil, una implosión en una nación que tiene 400 millones de armas en la calle.
