Por: Roberto Hernández Montoya
Los bromistas rusos demostraron cuán bruta es la dirigencia de derecha. Y más la gringa que la venezolana, que hay que echarle. Si soy pobre y meto la pata pierdo poco, pero si soy rico pierdo más, o sea, que objetivamente soy más mentecato. Igual pasa al comparar la pifia de Guaidó con la de Elliott Abrams al dejarse engrupir por los jodedores eslavos. Abrams ha causado genocidios porque ha tenido más poder de fuego que Guaidó, no sé si me explico. Ahora, vemos que la eficacia de Abrams era pura fuerza bruta yanqui.
Hay épocas en que se pone de moda ser inteligente, como los años 60, en que la gente lúcida competía para ver quién era más despejada, Quino, los Beatles, Cortázar, García Márquez, Zapata… Hoy no. Hay gente luminosa, pero por una Rosalía —cuya versátil genialidad asusta— hay una legión de mequetrefes, como los Le Pen, Casado y Bolsonaro, así como los esclavitos de los Estefan y afines. Compiten entre sí y quieren aniquilar a cualquiera que muestre un poquitín de entendimiento. Son peligrosos, Trump puede asolar países, continentes. Ahora háblame de la inteligencia de Trump. Ya, no sigas, tampoco hay que ensañarse.
Esto no sería tan triste si tanta gente despabilada no se volviera lerda. Lo único valioso que mucha gente tránsfuga hizo fue en la izquierda. En la derecha se volvió obtusa. Tanto nadar para venir a ahogarse en la orilla.
Pero hay una tristeza todavía peor: la arrogancia. Hay religiones que enseñan que el peor pecado es la soberbia, porque hace creer que se es mejor de lo que se es y eso induce a error. Quienes perpetraron el apagón no esperaban que los ingenieros venezolanos iban a recuperar la electricidad en tan poco tiempo. Pensaron —digo, si es que piensan— que la tiniebla iba a durar tiempo suficiente para motivar violencia. Todo lo que emprenden se les malogra por sobrestimarse. Llevan 20 años pretendiendo que son mejores que todo el mundo y se dan de bruces contra la realidad de que es lo contrario. Subestimaron a Chávez, subestiman a Maduro, subestiman al pueblo y ya vemos que más les valdría reexaminar esa granítica visión que tienen de sí. Saldrían ganando y saldría ganando todo el país y sus alrededores porque harían menos daño. Y hasta el bien.
Roberto Hernández Montoya
Escritor
@rhm1947