El Senado francés (la Cámara Alta del Parlamento del país) aprobó este jueves el artículo clave del proyecto de reforma de las pensiones. El documento establece aumentar la edad mínima de jubilación de los 62 a los 64 años. 201 miembros del órgano votaron a favor de la iniciativa legislativa, mientras que 115 votaron en contra.
El pasado 10 de enero, la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, presentó el proyecto de la reforma de las pensiones. Más tarde, las 8 centrales sindicales más importantes de la nación (CFDT, CGT, FO, CFE-CGC, CFTC, Unsa, Solidaires, FSU) anunciaron el inicio de jornadas de protestas, siendo ésta última, la sexta.
Por otro lado, este miércoles con motivo del Día Internacional de los Derechos de la Mujer, el presidente francés, Emmanuel Macron anunció desde el Palacio de Justicia de París, que presentará un proyecto de ley «en los próximos meses». El objetivo sería consagrar la interrupción voluntaria del embarazo en la Constitución. Sin embargo, la noticia no logró aplacar las protestas en contra la reforma de pensiones.
Descontento popular
Mientras tanto, miles de franceses se encuentran, desde hace días, en las principales ciudades del país. Principalmente están participando en las huelgas en rechazo a la reforma de las pensiones. Según medios locales, se han dado un total de 270 manifestaciones contra el proyecto.
Entretanto los organismos de seguridad calcularon un total de 1.28 millones de personas, quienes participaron este martes en las protestas contra el aumento de la edad de jubilación en Francia. El prefecto de la policía de París, Laurent Nuñez, declaró que durante las manifestaciones en la capital del país detuvieron a 43 personas.
De hecho, esta semana, tras fracasar en su intento de convencer sobre la «importancia» de la reforma para evitar un presunto futuro adeudo en la caja de las pensiones; la primera ministra gala, intentó desacreditar el movimiento popular calificando a los sindicatos como «irresponsables».
La última vez que la segunda economía de la Unión Europea (UE) logró echar para atrás una reforma de pensiones data de 1995. En esa oportunidad, los sindicatos congelaron los servicios de tren y metro por 3 semanas, al mismo tiempo, el apoyo de la opinión pública jugó a favor.